La Nochebuena violenta era palpable ayer en las calles de la ciudad nigeriana de Jos. | Reuters

Al menos 38 personas murieron y 74 resultaron heridas de gravedad al explotar durante la Nochebuena siete artefactos de fabricación casera en la ciudad de Jos, capital del estado central nigeriano de Plateau, informó la Policía estatal. Las explosiones de Jos tuvieron lugar en distintos sitios de la ciudad, que en los últimos años ha sufrido la violencia por motivos étnicos y religiosos, en un momento en que los residentes cristianos iban a la iglesia a la misa de Nochebuena y los comerciantes de la ciudad regresaban a sus casas tras el cierre de los negocios.

La investigación apunta claramente a que las bombas estaban dirigidas a las áreas de la ciudad pobladas por cristianos o emplazamientos importantes. Entre los objetivos había una iglesia católica, un puente y un mercado recientemente construido.

Más muertos

Ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad de los atentados, aunque fuentes del Gobierno local han apuntado al grupo extremista islámico Boko Haram, que ha llevado a cabo numerosas acciones terroristas en el norte de Nigeria, zona predominantemente musulmana. Los ataques de la Nochebuena en Jos se produjeron en la misma noche en que al menos 6 personas murieron en tres iglesias cristianas incendiadas supuestamente por integristas islámicos de la secta Boko Haram en la ciudad norteña de Maiduguri.

Gregory Yenlong, portavoz del Gobierno del estado de Plateau, condenó los atentados y aseguró que su administración hace todos lo posible por evitar este tipo de acciones.

Charise Ekeocha, portavoz de la fuerza militar destacada en la región para mantener la paz, dijo que el grupo que investiga estos hechos está aún recopilando los detalles de los atentados.

Los ataques tuvieron lugar pocos días después de que un tribunal de Jos condenara a 15 personas cristianas a 10 años de cárcel por su intervención en la violencia étnico-religiosa que dejó 55 muertos en esa ciudad en marzo de 2010.

Aquellos hechos fueron considerados una represalia por un ataque ocurrido de enero, que dejó 326 muertos, cuando pastores musulmanes fulani atacaron al amanecer a los habitantes de un pueblo cristiano, quemaron sus casas y saquearon sus propiedades mientras disparaban a los que intentaban escapar.