Estonia adoptó ayer, 1 de enero, el euro como moneda y se convirtió así en el país número 17 de la eurozona, que contará tras su entrada con 331 millones de habitantes. El Estado báltico ha logrado cumplir los criterios de convergencia exigidos pese la situación económica, pero se adhiere a la moneda única en su momento de mayor crisis por los problemas de deuda. El tipo de cambio irreversible se ha fijado en 15,6466 coronas estonias por un euro.

Pese al éxito de la entrada en el euro, el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha recomendado a las autoridades de Estonia que prosigan con políticas presupuestarias y macroeconómicas sanas y estables para evitar que surjan desequilibrios y aprovechar las ventajas de la moneda única.

Para entrar en el euro, Estonia ha encargado alrededor de 45 millones de billetes y 194 millones de monedas, que le han sido suministrados por el Banco Central y la Moneda de Finlandia.