Miles de personas se manifestaron ayer en Tokio para reclamar el cierre de las centrales nucleares. | Reuters

La canciller alemana, Angela Merkel, admitió ayer haber sido una «defensora» de la energía nuclear hasta la catástrofe de Fukushima y abogó por «repensar» el modelo energético nacional para abandonar rápidamente la energía atómica.

Las declaraciones tuvieron lugar en su habitual mensaje audiovisual de los sábados y tan solo un día después de que se celebrara en Berlín una cumbre energética nacional en la que se abogó unánimemente por el «apagón» nuclear.

«Siempre fui una defensora de la energía atómica», señaló Merkel, para reconocer a continuación que su opinión al respecto «ha cambiado mucho» tras ver que los planes de seguridad de una central nuclear en un país muy desarrollado «no han sido suficientes».

Seguridad

Merkel resaltó que el «apagón» nuclear alemán no se hará a costa de importar energía atómica de otros países: «de ser así, no habríamos hecho nada por la seguridad».

La clave en el futuro plan energético alemán van a ser las energías renovables y alternativas, agregó.

La nueva estrategia energética nacional, a juicio de la canciller, debe trazarse manteniendo la seguridad del suministro, la estabilidad de precios, los puestos de trabajo en las empresas intensivas en energía y el respeto al medio ambiente.

El Ejecutivo de Merkel aprobó a finales del año pasado un plan para prolongar la vida de las 17 centrales nucleares del país, pero la canciller dio marcha atrás poco después de producirse el accidente nuclear de Fukushima.

El Gobierno federal decretó una moratoria de tres meses para revisar la seguridad de sus instalaciones atómicas y detuvo de forma preventiva las siete más antiguas.

La política energética alemana dependerá de estos «stress test» que va a realizar una comisión técnica y el informe de un grupo de trabajo de carácter ético, que estudia las alternativas posibles para el rápido desarrollo de las renovables, entre otros aspectos.