Al menos 55 personas fallecieron ayer en Siria, mientras continuaron los intensos combates entre las tropas del régimen del presidente Bachar Al Asad y soldados desertores en distintas zonas del país, incluidas las afueras de Damasco.

Los opositores Comités de Coordinación Local informaron de la muerte de 41 personas en la provincia de Homs, en el centro de Siria, siete en la de Deraa (sur), cinco en los alrededores de Damasco y otras dos en Idleb (norte).

En la provincia de Rif Damasco, muy cerca de la capital siria, el Ejército sirio volvió a ocupar la localidad de Rankus tras entrar con sesenta tanques y obligar a los habitantes a abandonar sus casas, señaló el miembro del opositor Consejo Nacional Sirio Ahmed Ramadan.

También se vivió un despliegue de las fuerzas de seguridad en Alepo, en el norte del país y otro de los bastiones del régimen junto a Damasco.

El aeropuerto, blindado

Además, los combates entre las tropas leales a Al Asad, y los rebeldes desertores del Ejército Libre Sirio (ELS) se aproximaron al aeropuerto de Damasco, un enclave estratégico que fue blindado por las fuerzas gubernamentales.

En la ciudad de Homs, se registraron disparos desde los puestos de control ubicados en varios barrios y bombas lanzadas contra una mezquita en la zona de Bab al Turkman, lo que causó el derrumbe de un edificio y la muerte de siete personas, según los Comités de Coordinación Local.

El Consejo Nacional Sirio (CNS), uno de los principales órganos políticos de la oposición siria, rechazó la invitación rusa para negociar con el régimen del presidente Bachar Al Asad en Moscú, dijo el dirigente opositor Ahmed Ramadán.

«Solo aceptamos negociar sobre un periodo transitorio en el que no estén ni Al Asad ni cualquier otra persona con las manos manchadas de sangre», apuntó el dirigente del CNS, que aseguró que la propuesta rusa es «un intento de manipulación del proyecto de resolución que se está preparando en el Consejo de Seguridad de la ONU».