El presidente sirio, Bachar al Asad, contempla una copia del Corán en una mezquita. | SANA

Las fuerzas de seguridad sirias recuperaron ayer el control de Deir al Zor, una ciudad mayoritariamente suní del este del país. Mientras tanto, continuaron bombardeando varias posiciones de Hama en las que se han atrincherado los combatientes del Ejército Libre Sirio.

Los rebeldes, por su parte, liberaron a un general secuestrado en el suburbio de Duma, en Damasco, a cambio de la entrega de prisioneros y de los cadáveres de rebeldes y civiles.

Después de dos días de asalto por parte de las tropas del régimen de Bachar al Asad, los rebeldes del Ejército Libre Sirio se retiraron ayer de Deir al Zor, según fuentes opositoras.

Mientras tanto, los carros de combate del régimen bombardearon varias posiciones de la ciudad de Hama, uno de los puntos en los que estallaron las movilizaciones contra el régimen hace un año. El bombardeo, efectuado sobre todo con obuses de mortero y ametralladora pesada, se concentró en los barrios de Hamidiya, en el centro -en el que se han atrincherado los rebeldes-, y de Bab Qibli, en el oeste, según fuentes opositoras.

Además, las tropas del régimen también bombardearon zonas residenciales en Homs, así como de la cercana localidad de Rastan.

Treinta y cuatro muertos

Por su parte, los Comités de Coordinación Local han denunciado que al menos 34 personas murieron ayer, entre ellas dos niños y otras tantas mujeres, como consecuencia de los ataques de las fuerzas leales a Al Asad. De estas víctimas, 14 perdieron la vida en la ciudad de Homs.

Los rebeldes, por su parte, liberaron a un general del Ejército secuestrado en el suburbio de Duma, en Damasco, a cambio de la liberación de prisioneros y de la entrega de los cadáveres de rebeldes y civiles que se hallaban en poder de la policía.

En un nuevo giro, la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) ha denunciado que las fuerzas rebeldes han cometido graves abusos contra los derechos humanos, en particular ejecuciones, secuestros y torturas, contra elementos de las fuerzas de seguridad, partidarios del Gobierno y supuestos miembros de las milicias paragubernamentales.

HRW precisa algunos de estos abusos han sido cometidos contra los grupos religiosos chiíes y alauíes por su supuesta complicidad con la política del Gobierno.