Miles de personas acudieron ayer a un cementerio de Jerusalén para asistir al funeral por el rabino y los tres niños que murieron tiroteados el lunes frente a un colegio judío de la ciudad de Toulouse, en el sur de Francia. Además, el presidente galo, Nicolas Sarkozy, destacó durante un acto de homenaje a los tres militares que fueron asesinados la semana pasada, que el autor de los crímenes «quería que la República se arrodillara».

Israel enterró ayer a las cuatro víctimas de la matanza, el rabino Jonathan Sandler, sus hijos Gabriel y Arieh y la hija del director del colegio francés, Miriam.

Entre los asistentes estaban el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Alain Juppé, y los ministros del Interior, de Justicia y de Servicios Religiosos de Israel, Eli Yishai, Yaakov Ne'eman y Yaakov Margi, respectivamente.

El ministro del Interior israelí pidió al Gobierno francés que «tome las medidas más severas contra los culpables y persiga el antisemitismo y a quienes lo apoyan».

Montauban

Por su parte, el presidente Sarkozy pronunció su discurso en el cuartel del Ejército en Montauban durante un acto de homenaje a los tres militares asesinados.

«Sabíamos que el asesino quería matar a soldados. Los mató porque formaban parte del Ejército francés. El Ejército francés era el objetivo del asesino, es la República la que ha sido golpeada», declaró, y aseguró que los militares «merecen el respeto de la nación pero también merecen justicia».