Benedicto XVI dirige la oración del ‘Angelus’ desde la ventana de su apartamento en la plaza de San Pedro. | Reuters

El papa Benedicto XVI apeló ayer a la vocación «innata» de la humanidad hacia la paz en medio de un mundo marcado por las «crecientes» desigualdades, por el capitalismo financiero, por el terrorismo y la criminalidad, durante la misa celebrada en la Basílica de San Pedro con motivo de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios y coincidiendo con la 46 Jornada Mundial por la Paz, que se celebra bajo el lema ‘Bienaventurados los que trabajan por la paz’.

«A pesar de los focos de tensión y de contraposición causados por crecientes desigualdades entre ricos y pobres, por el predominio de una mentalidad egoísta e individualista expresada por un capitalismo financiero disoluto, y de las diversas formas de terrorismo y de criminalidad, estoy convencido de que las múltiples obras de paz de las que el mundo es rico testimonian la innata vocación de la humanidad hacia la paz», remarcó.

El Pontífice aseguró que «el principio de la paz profunda —la paz con Dios— está vinculada indisolublemente a la fe y a la gracia», por lo que «nada puede quitarle a los creyentes esta paz, ni siquiera las dificultades y los sufrimientos de la vida», sino que «aumentan la esperanza, una esperanza que no decepciona».

En este sentido, apuntó que «el deseo de paz es una aspiración esencial de cada hombre y coincide en cierto modo con el deseo de una vida humana plena, feliz y lograda» por lo que aseguró que «el hombre está hecho para la paz, que es un don de Dios».