El papa Francisco habla durante la misa del Ángelus. | Efe

El papa Francisco rezó ayer el primer ángelus dominical del pontificado ante unas 300.000 personas reunidas en la plaza de San Pedro y vías anexas, en el que afirmó que Dios «jamás se cansa» de perdonar a los hombres y que si Dios no perdonara el mundo «no existiría».


Acogido con una fuerte ovación y ondear de banderas y vivas por esas 300.000 personas, según datos facilitados por el Ayuntamiento de Roma, el pontífice dio las gracias a los presentes por acompañarle y de nuevo pidió que recen por él, lo mismo que imploró tras presentarse a los fieles el 13 de marzo cuando fue elegido el 266 papa de la Iglesia.
Recordó que el evangelio de este domingo presenta el episodio de la mujer adúltera a la que Jesús salva de la condena a muerte y dijo que «impresiona» escuchar las palabras de Cristo.

«En Él no vemos palabras de desprecio, ni de condena, sólo de amor, de misericordia. Le dice, vete y no peques más. Esa es la cara de Dios, la de un padre misericordioso, que siempre tiene paciencia», afirmó el pontífice.
Francisco preguntó a los fieles: «¿habéis pensado en la paciencia de Dios, la que tiene con cada uno de nosotros?, esa es su misericordia, siempre tiene paciencia, nos comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos si vamos a Él con el corazón arrepentido».

En su línea sencilla, de pastor, contó que ha leído un libro del cardenal alemán Walter Kasper sobre misericordia y que le había hecho mucho bien. Sonriendo y bromeando precisó: «no penséis que hago publicidad de los libros de mis cardenales».

Justicia

«Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y mas justo», subrayó.
Francisco recordó que en 1992 fue llevada la Virgen de Fátima a Buenos Aires y que estaba confesando cuando se le acercó una anciana de más de 80 años y que él le dijo: «abuela, pero si usted no tiene pecados», a lo que le respondió: «todos tenemos pecados».

El le dijo, ¿y si el Señor entonces no se los perdona», a lo que la mujer respondió: «El Señor perdona a todos, si el señor no perdonase todo el mundo no existiría», lo que le dejó admirado de la anciana.
«No olvidemos esta frase, Dios jamás se cansa de perdonar, jamás. El problema es que los hombres nos cansamos de pedirle perdón». Jorge Mario Bergoglio contó a los fieles que ha elegido el nombre en honor de Francisco de Asís, el patrón de Italia, lo que refuerza sus relaciones con este país, ya que su familia procede del norte italiano.