El primer ministro italiano, Enrico Letta, presentará este viernes su dimisión al presidente de la República, Giorgio Napolitano, después de que el Partido Democrático (PD) al que pertenece haya dejado en claro este jueves que desea un nuevo gobierno para el país.

«Tras las decisiones adoptadas hoy por la dirección nacional del Partido Democrático, he informado al presidente de la República, Giorgio Napolitano, de mi voluntad de dirigirme mañana al Quirinale para presentar la dimisión como presidente del Consejo de Ministros», ha manifestado Letta en un escueto comunicado.

La decisión del 'premier' se ha conocido inmediatamente después de que la dirección del PD se haya posicionado junto a su secretario general, Matteo Renzi, y haya respaldado la propuesta de éste de formar un nuevo gobierno en Italia con el fin de acabar con la inestabilidad en el país. La declaración ha recibido 136 votos a favor, mientras que 16 de los presentes han votado en contra y dos se han abstenido.

El documento, según 'La Repubblica', expresa su agradecimiento al primer ministro, Enrico Letta, quien ha preferido no acudir a la reunión de la ejecutiva de su partido, «por el notable trabajo realizado al frente del gobierno ejecutivo de servicio, nacido en un momento delicado» para Italia.

Sin embargo, defiende «la necesidad y la urgencia de abrir una fase nueva, con un nuevo ejecutivo que tenga la fuerza política para afrontar los problemas del país con un horizonte de legislatura compartido con la actual coalición de gobierno y con un programa abierto a las instancias representadas por las fuerzas sociales y económicas».

La dirección del PD ha seguido la línea marcada por Renzi en su esperado discurso de hoy, en el que ha dejado claro que Letta ya no sigue gozando del respaldo de su partido para continuar al frente del Ejecutivo.

Italia en la encrucijada

En dicha intervención, el alcalde de Florencia, de 39 años y que todo apunta que será el tercer primer ministro consecutivo que tienen los italianos que no ha salido de las urnas, ha incidido en que «estamos en una encrucijada» y hay dos caminos a seguir: «volver a la elecciones o transformar esta legislatura en una (Asamblea) Constituyente».

Aunque la vía de las elecciones genere una cierta «fascinación», Renzi ha subrayado que dado que la reforma electoral aún no ha sido aprobada los comicios no podrían garantizar «la certeza de la victoria». Además, las elecciones tendrían «un valor purificador» pero «no resolverían los problemas del país», ha incidido.

Por ello, ha considerado que la opción de un nuevo gobierno, aunque «arriesgada y difícil porque este parlamento ha demostrado sus límites», es la mejor opción. En este sentido, ha explicado que «el objetivo es 2018», es decir, terminar el mandato actual, y «entretanto hay una reforma electoral y constitucional» a realizar.

«Italia vive un momento de dificultades» por lo que «debemos salir del pantano con un proyecto de relanzamiento radical y de cambio profundo», ha reclamado a los miembros del PD.

A los que le acusan de tener una «ambición desmesurada», Renzi les ha dicho que es cierto, «hay una ambición desmesurada que tenemos que tener, desde mí hasta el último inscrito», porque «Italia no puede vivir en una situación de incertidumbre e inestabilidad».

Así, ha conminado a asumir cada uno sus responsabilidades, «dejando de lado cualquier hipocresía, agradeciendo a quien ha trabajado con determinación en este año». «Si Italia reclama un cambio radical o lo hace el PD o no lo hace nadie. Os pido salir del pantano», ha remachado.