El secretario de Defensa, Chuck Hagel (i), y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Martin Dempsey. | MICHAEL REYNOLDS

Las Fuerzas Armadas estadounidenses tendrán «menor margen de error» y evitarán onerosas guerras de ocupación debido las nuevas directrices de gastos presentadas ayer, que marcan el inicio de una nueva era de «eficiencia» en el mayor presupuesto mundial de defensa.

Después de 13 años de guerras en Afganistán e Irak, el período bélico más largo de la historia estadounidense, el Pentágono detalló su programa de gastos para el ejercicio fiscal de 2015, valorados en 496.000 millones dólares.

Cautela

Dicho presupuesto le obliga a efectuar recortes de personal, poner fin a flotas enteras de aeronaves y a valorar con más detenimiento y cautela los proyectos de nuevo armamento.

«Es el momento de ser realista. Este presupuesto reconoce la realidad y la magnitud de nuestros desafíos fiscales en el peligroso mundo en el que vivimos», indicó Hagel en rueda de prensa para presentar estas recomendaciones de gasto.

Pese a que estos planes se basan en recortes menores a lo esperado, si no hay acuerdo en el Congreso para las cuentas de 2016, el Pentágono podría verse obligado a reducciones aún más drásticas, que afectarían a destructores, un nuevo caza y al número de aeronaves.

Pese a no contar con los 600.000 millones de dólares de 2013, el presupuesto para el Pentágono en el año fiscal de 2015 seguirá siendo mayor que el de China, Rusia, Reino Unido, Francia, Japón, Alemania, India y Brasil juntos. El más afectado por la reducción será el Ejército de Tierra, que pasará de haber tenido 570.000 efectivos, su máximo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, a los entre 440.000 y 450.000 soldados, un número que podría caer aún en otros 20.000 si el Congreso no evita nuevos recortes para 2016.

Estados Unidos no gestionaba un nivel de fuerzas de tierra tan bajo desde antes de la II Guerra Mundial.