Un grupo de personas protesta en contra del gobierno de Nicolás Maduro en una plaza de Caracas. | Efe

El Gobierno venezolano impidió ayer una marcha organizada en Caracas por las mujeres de la plataforma Mesa de la Unidad que tenía previsto llegar hasta el Ministerio de Alimentación para protestar por el desabastecimiento de productos básicos en los supermercados.

Las calles de Caracas aparecieron cerradas con un gran dispositivo de la policía y de la Guardia Nacional que impidieron que centenares de manifestantes provistos de ollas y cucharas pudieran marchar por el centro de Caracas para protestar contra el Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro. Además, tres estaciones de metro cercanas fueron cerradas.

«Todo este despliegue militar demuestra el culillo (miedo) gigante de Nicolás y su gobierno frente a la protesta con contenido, en contra de los graves problemas que hoy viven los venezolanos», indicó el líder opositor Henrique Capriles, quien llegó a asistir durante unos minutos a la concentración para acompañar a los manifestantes.

Escasez

«Seguro que este gobierno tiene hasta a las esposas de los militares con las ollas vacías. En vez de escuchar a los venezolanos, envían a los funcionarios y a grupos paramilitares, armados por ellos mismos, a disolver las manifestaciones», afirmó Capriles.

El desabastecimiento es uno de los principales problemas que afronta el Gobierno venezolano, que admite que 28 de cada 100 productos no se encuentran ni tienen sustituto.

Por otra parte, la OEA decidió ayer por amplia mayoría llamar a la continuación del «diálogo nacional» en Venezuela, una fórmula que satisfizo a Caracas y decepcionó a EEUU, Panamá y Canadá, que lo interpretaron como una abierta validación de la respuesta del Gobierno de Nicolás Maduro a la crisis en el país. En el segundo de dos días de sesión extraordinaria a puerta cerrada sobre Venezuela, y tras siete horas de reunión, el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó una declaración conjunta por 29 votos a favor y 3 en contra –los de EEUU, Panamá y Canadá–.

La declaración fue recibida de inmediato por el representante venezolano, Roy Chaderton, como un «triunfo» no sólo para su país, sino «para la América Latina», mientras que EEUU, Panamá y Canadá expresaron profundas discrepancias en sendas notas al pie de página del documento.

La declaración muestra «respeto al principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados».