Moscú insistió este domingo en que las medidas adoptadas por las autoridades de la rebelde autonomía ucraniana de Crimea, como el referéndum para la adhesión a Rusia previsto para el 16 de marzo, son legítimas y arremetió contra la presencia ultranacionalista en el poder en Kiev.

La postura de Rusia en relación a Crimea fue expresada una vez más en una conversación telefónica entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y la canciller alemana, Angela Merkel y el primer ministro británico, David Cameron.

«Putin subrayó que los pasos que dan las legítimas autoridades de Crimea se basan en el derecho internacional», señaló un comunicado del Kremlin.

Según la nota, Putin dejó claro que dichas medidas buscan defender al pueblo mayoritariamente ruso de la península, amenazado, según Moscú, por las fuerzas radicales ucranianas.

Durante la conversación con Merkel y Cameron, Putin «llamó su atención sobre la falta de acción por parte de las nuevas autoridades ucranianas para contener la arbitrariedad de las fuerzas radicales y ultranacionalistas en la capital y otras regiones».

Sin embargo, pese a las distintas evaluaciones sobre la crisis ucraniana, las partes se mostraron interesadas «en quitar tensión y normalizar la situación» en torno al conflicto ruso-ucraniano de Crimea, donde se observa estos días una creciente ocupación militar rusa.

Los temores en relación a la amenaza del radicalismo ucraniano también fueron expresados por el jefe del Departamento de Derechos Humanos de la Cancillería rusa, Konstantín Dolgov, quien insistió hoy en la necesidad de impedir el acceso de los «neofascistas» a la política en Ucrania.

Así reaccionó al anuncio emitido ayer por el líder del radical Sector de Derechas, Dmitri Yarosh, uno de los protagonistas de la revolución ucraniana, quien informó de que se postulará a la Presidencia del país en las elecciones previstas para el próximo 25 de mayo.

«Las autoridades en Kiev y sus patrones occidentales deben cerrar el camino al poder al neofascista Yarosh y a sus partidarios», señaló Dolgov en su cuenta de la red social Twitter.

Agregó que «las arbitrariedades de los ultranacionalistas, que se sienten impunes, han desacreditado por completo al Maidán (plaza de la Independencia en Kiev, principal escenario de la revolución ucraniana)».

«Los guerrilleros deben ser juzgados», resaltó en alusión a los protagonistas de los violentos disturbios en Kiev que se saldaron con un centenar de muertos y derrocaron al presidente Víktor Yanukóvich, refugiado ahora en Rusia.

Rusia emitió el miércoles una orden de busca y captura internacional de Yarosh por «llamamientos públicos, a través de medios de comunicación, a realizar actos terroristas y extremistas».

El Sector de Derechas anunció el 1 de marzo la movilización de sus activistas contra la intervención militar rusa en la república autónoma de Crimea.

Además, aquel mismo día, en la cuenta de Yarosh en Vontakte, la mayor red social rusa, apareció un comunicado, dirigido al líder de la guerrilla caucasiana más buscado por la Justicia rusa, el checheno Doku Umárov, en el que supuestamente le pidió ayuda en la lucha contra Moscú.

Nada más aparecer ese informe, el líder de la república rusa de Chechenia, Ramzán Kadírov, quien da por muerto a Umarov, advirtió a Yarosh de que podría correr la misma suerte que el hombre al que pide ayuda.

«En caso de necesidad, al igual que a su amigo Umárov, se le comprará un billete de ida sin vuelta», advirtió entonces Kadírov.

Sin embargo, el Sector de Derechas negó haber publicado el llamamiento y denunció que su cuenta en Vontakte había sido pirateada.

Tras el derrocamiento de Yanukóvich, las nuevas autoridades ucranianas ofrecieron a Yarosh ser secretario adjunto del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, propuesta que el líder del Sector de Derechas rechazó.