Los activistas prorrusos exhibieron ayer su fuerza frente a Kiev, al tomar la sede regional del Ministerio de Interior y también las comisarías de la policía en las ciudades de Sláviansk, Druzhkovka y Krasni Limán, todas en la región de Donetsk, en el sureste rusohablante de Ucrania. Este avance rebelde hace surgir con más fuerza que nunca el fantasma de la ruptura del país.

«Esto es una rebelión popular. Hemos venido hasta aquí para preguntar a la policía si está con el pueblo y nos ha respondido que sí. Somos representantes del pueblo de Donbass (región hullera del sureste ucraniano)», dijo un hombre con la cara tapada dentro del edificio ministerial.

Los agentes que se encontraban en el inmueble dejaron entrar sin oponer ninguna resistencia a un grupo de activistas de la llamada República Popular de Donetsk (RPD), algunos vestidos con uniformes de camuflaje, armados con bates de béisbol y con la cara tapada.

Dimisión

«Aquí no ha habido asalto. Hemos entrado de forma pacífica. El jefe de la policía regional (Konstantín Pozhidáyev), puesto aquí por Kiev, ha salido a hablar con nosotros y ha dimitido. Los policías se han puesto de nuestro lado», explicó otro activista, oculto por un gorro y unas gafas de sol.

Poco después, los activistas salieron del edificio para dejarlo en manos de un grupo de agentes de la policía antidisturbios «Berkut», que entraron en la sede gubernamental uniformados y armados con fusiles de asalto Kalashnikov. Los asaltantes empezaron a repartir las armas entre los activistas prorrusos.

Mientras, El ministro del Interior ucraniano, Arsen Avakov, ha denunciado «los actos de agresión de Rusia» en el este de Ucrania, donde milicianos prorrusos han ocupado varios edificios oficiales.

«Las unidades de los ministerios de Interior y Defensa están aplicando un plan operacional de respuesta», ha indicado Avakov en un comunicado colgado en su página de Facebook.