Carros blindados entraron en las zonas controladas por las milicias prorrusas y, según fuentes de Moscú, se han producido entre cuatro y once muertos. | STAFF

El pulso entre las autoridades de Kiev y las milicias prorrusas que se han sublevado contra el Gobierno central en el este de Ucrania se tornó ayer violento y algunas fuentes señalaron la existencia de las primeras víctimas. «Se acabaron los ultimátums. Los ultimátums son cosa de civiles. Esto es una operación militar. Unos 300 hombres armados actúan en el este de Ucrania. Los vamos a combatir porque son invasores extranjeros, bandidos y terroristas», dijo el general Vasili Krútov, jefe de la operación antiterrorista lanzada ayer por Kiev.

Krútov hizo estas declaraciones a un grupo de reporteros en un cruce de carreteras cerca de la localidad de Izium (región de Járkov), donde se encontraban estacionados más de una veintena de blindados ucranianos.

Seguidamente, varios helicópteros aterrizaron en las inmediaciones del aeródromo de Kramatorsk en la región oriental de Donetsk, baluarte de la sublevación prorrusa. El objetivo de la operación protagonizada por fuerzas especiales ucranianas era liberar el aeródromo, bajo control rebelde desde hace varios días.

Las milicias, que el presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchínov, tachó de «terroristas», intentaron oponer resistencia, pero tuvieron que entregar el aeródromo y retirarse tras sufrir varias bajas. «Sí, hay muertos», aseguró a la agencia UNN un portavoz del Ministerio de Defensa, que añadió que en las filas del Ejército ucraniano no había bajas.

Medios rusos que citan fuentes de las milicias prorrusas y de las fuerzas de autodefensa popular de la ciudad, informaron de entre 4 y 11 muertos entre los sublevados.

Por otra parte, todo indica que blindados han penetrado en la ciudad de Sláviansk, donde se han hecho fuertes los prorrusos, según fuentes presenciales.

Mientras, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió hoy a su homólogo ruso, Vladímir Putin, en una conversación telefónica que «use su influencia» para contener a los grupos prorrusos responsables de las violentas tomas de edificios gubernamentales en el este de Ucrania. Putin contestó llamando a la ONU pidiendo a la comunidad internacional a condenar el uso de la fuerza por parte de Kiev en el este de Ucrania.