El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, durante la conferencia de prensa ofrecida este sábado. | Reuters

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció hoy el éxito de los primeros bombardeos selectivos contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) en el norte de Irak, pero reiteró la necesidad de crear un gobierno de unidad iraquí que, en última instancia, ataje el problema.

En una intervención no prevista antes de comenzar sus vacaciones de verano, Obama compareció para abordar la situación en el Kurdistán, después de que esta semana ordenó sendas operaciones en esa zona de Irak basadas en ataques aéreos y en lanzamientos de víveres desde el aire para la población asediada por el EI.

«Las fuerzas estadounidenses han llevado a cabo ataques aéreos dirigidos contra los grupos terroristas a las afueras de la ciudad de Erbil para evitar que se avance sobre ella y para proteger a nuestros diplomáticos estadounidenses y el personal militar», afirmó Obama.

Dichos ataques, aseguró, «han destruido con éxito armamento y equipos que los terroristas del EI podrían haber utilizado contra Erbil», mientras que las fuerzas kurdas sobre el terreno continúan defendiendo la urbe, a la vez que el gobierno iraquí y Estados Unidos han aumentado su asistencia a esas tropas.

Sin embargo, Obama advirtió de que la responsabilidad final en la resolución del problema recae en Bagdad.

«En última instancia, no va a haber una solución militar estadounidense a este problema, tendrá que ser una solución iraquí», apuntó el presidente estadounidense, que llamó de nuevo a la creación de un nuevo gobierno «inclusivo» en el que haya espacio tanto para suníes como para chiíes.

«Así como nos centramos en la situación del norte que afecta a kurdos y minorías iraquíes, suníes y chiítas en diferentes partes de Irak han sufrido enormemente a manos del EI», agregó Obama.

«Una vez que un gobierno inclusivo esté en su lugar, estoy seguro de que será más fácil movilizar a todos los iraquíes en contra del EI, y movilizar un mayor apoyo de nuestros amigos y aliados», dijo.

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Obama insistió así, en que «sólo los iraquíes pueden garantizar la seguridad y estabilidad de Irak» y advirtió, de que pese a la asistencia que les puede proporcionar Washington, Estados Unidos no puede solucionar el problema por ellos.

Pese al éxito de estas primeras maniobras, el presidente rehusó pronosticar una fecha para el fin de las operación y alertó de que se trata de un proyecto a «largo plazo» que no podrá concluir en «tan sólo unas semanas».

«No hay duda de que su avance, su movimiento en los últimos meses ha sido más rápido que las estimaciones de inteligencia y las expectativas de los políticos», admitió el presidente estadounidense en referencia a los yihadistas.

EE.UU. ha completado también dos series de lanzamientos de comida y agua para las decenas de miles de refugiados aislados en el monte Sinyar, una ayuda humanitaria que respaldarán los gobiernos de Francia y Reino Unido, según constató el propio Obama tras hablar hoy con su homólogo francés, François Hollande y el primer ministro británico, David Cameron.

Tras reconocer también las limitaciones de las fuerzas iraquíes, los reporteros preguntaron al presidente si Estados Unidos se arrepentía de haber retirados sus tropas en 2011 de Irak.

«Ese análisis es enteramente falso y equivocado», replicó Obama, quien recalcó que «durante la administración anterior entregamos el país a un gobierno iraquí soberano, elegido democráticamente».

«Para que pudiéramos mantener las tropas en Irak necesitábamos la invitación del gobierno iraquí y necesitábamos garantías de que nuestras tropas serían inmunes a demandas legales», agregó Obama, que reiteró que los ciudadanos iraquíes dejaron claro que no querían la presencia militar estadounidense en su territorio.

Mientras tanto, después de retirarse de varias ciudades hace dos días, permitiendo a los radicales hacerse con su control y expulsar a los residentes, los «peshmergas» (tropas kurdas) iniciaron hoy una ofensiva para recuperar los territorios cercanos a la ciudad de Mosul aprovechando la presencia de la aviación estadounidense.

El pasado 10 de junio, el EI tomó el control de esa ciudad, la segunda de Irak, y desde entonces lucha en el norte del país para ampliar su declarado «califato», haciéndose con ciudades como Sinyar, donde desencadenó una crisis humanitaria denunciada por la ONU con más de 120.000 desplazados.