Varios países árabes han condenado el ataque perpetrado este viernes contra un autobús en el que viajaban cristianos coptos que ha dejado al menos 28 muertos y dos decenas de heridos en la provincia de Minia, en el sur de Egipto.

El rey Abdalá II de Jordania denunció el atentado, que todavía no se ha atribuido ningún grupo,y lo definió como un «acto cobarde que no tiene nada que ver con los valores humanos o religiosos».

El monarca expresó su «apoyo» a Egipto en «su guerra contra el terrorismo», según el texto enviado por la Casa Real jordana.

Por otro lado, el Ministerio de Exteriores iraquí hizo hincapié en «la necesidad de golpear fuertemente en todos los lugares del extremismo».

Y dio su apoyo al «pueblo egipcio y al Gobierno para luchar contra todos los grupos terroristas que atacan la unidad del pueblo».

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En este sentido, el primer ministro libanés, Saad Hariri, afirmó que se encuentran «horrorizados por este atroz crimen que ocurre después de una serie de ataques contra personas inocentes en muchos países».

«Debemos concentrar nuestros esfuerzos para derrotar al extremismo y erradicar el terrorismo que son contrarios a los valores religiosos y morales, ofenden al islam y a los musulmanes e incitan al caos y a los conflictos entre las comunidades», indicó Hariri en un comunicado.

Por su parte, el ministerio de Exteriores saudí expresó, en un escueto texto, su condena más «enérgica» el ataque armado que causó «la muerte y herida de decenas de inocentes».

La minoría cristiana copta ha sido víctima de varios atentados en los últimos meses, como el pasado 9 de abril, Domingo de Ramos, cuando el grupo terrorista Estado Islámico (EI) cometió dos ataques en las catedrales de San Jorge, en la ciudad de Tanta (delta del Nilo), y de San Marcos de Alejandría (costa mediterránea), en los que murieron 46 personas.

Asimismo, el pasado 11 de diciembre un terrorista suicida del EI detonó una bomba que lleva adosada al cuerpo cuando estaba en el interior de la iglesia de San Pedro, ubicada junto a la catedral copta de El Cairo, y mató a una treintena de fieles, la mayoría mujeres y niñas.

Los coptos representan entre el 10 y el 12 por ciento de la población de Egipto, la mayor parte de los cuales se concentran en la provincia de Minia.