El negociador jefe de la Unión Europea, Michel Barnier, descartó una transición «a la carta», pues todas las políticas de la Unión seguirán en vigor en el territorio británico. Londres estará obligada a respetar la autonomía de decisión de Bruselas. | REUTERS / YVES HERMAN

El negociador de la Unión Europea para el Brexit, Michel Barnier, ha confirmado este lunes que el periodo de transición que negociará con Londres para facilitar el divorcio tras la salida de Reino Unido solo se aplicará al territorio de Gibraltar si es con el aval de España.

El derecho de España a vetar cualquier acuerdo posterior al Brexit en Gibraltar ya quedó recogido en las directrices de negociación que acordó la Unión Europea a 27 el pasado abril, y esa prerrogativa se "reproduce" totalmente en el mandato negociador que propone Barnier para conducir las conversaciones sobre la transición, según ha indicado el negociador en una rueda de prensa.

"Todos conocemos las condiciones del acuerdo de retirada y vamos a reproducir con precisión en esta directiva de negociación el párrafo 24 de las directrices de abril que evoca la situación de Gibraltar", ha explicado Barnier, en referencia al documento adoptado este miércoles por el Colegio de Comisarios y que servirá de base para negociar la transición a partir de enero.

"Los 27 siempre hemos trabajado con la preocupación e inquietud del consenso y la unidad y llegar a todas las decisiones en el marco de ese consenso y unidad, y así vamos a seguir", ha añadido.

Barnier ha presentado este miércoles las bases para negociar la transición con Londres a partir del próximo enero -si recibe el visto bueno de los 27--, con el objetivo de lograr un acuerdo en marzo y pasar a discutir entonces sobre el marco futuro de las relaciones.

El calendario con el que trabaja la UE cuenta con concluir las negociaciones del Brexit en octubre de 2018, para dar tiempo suficiente a su ratificación y tramitación a tiempo para la salida irrevocable de Reino Unido el 29 de marzo de 2019.

Barnier ha vuelto a recordar que a partir de entonces Reino Unido será un país tercero y que sólo entonces Londres podrá negociar acuerdos comerciales con terceros, incluida la UE.

Entre tanto, la UE coincide con el Gobierno de Theresa May en que es "útil" contar con un periodo de transición que permita una adaptación tranquila a la nueva relación y evitar el "desorden" en las fronteras británicas, pactar la relación futura y dar el tiempo de adaptación necesario a las empresas y otros actores afectados, según ha explicado Barnier.

"Debe ser un periodo de transición corto y limitado en el tiempo. Theresa May aludió en Florencia a un periodo máximo de dos años, nosotros creemos que el fin lógico de este periodo debería ser el 31 de diciembre de 2020", ha planteado el negociador europeo.

Barnier ha explicado que considera estos tiempos los más adecuados ya que coincidirá con el término del actual periodo presupuestario de la Unión Europea, que acabará también en esa fecha.

También ha avisado de que la única base para aceptar ese periodo transitorio es el propio acuerdo de divorcio cuyas claves ya han sido acordadas entre Londres y Bruselas, pero deben ser trasladadas a un texto legal que garantice que se cumplen las disposiciones comprometidas. Por tanto, ha subrayado, "si no se produce una salida ordenada, no habrá periodo de transición".

El bloque comunitario tampoco permitirá una "transición a la carta", por lo que se exigirá a Reino Unido que durante esa fase cumpla con las cuatro libertades fundamentales sobre las que se asienta el Mercado Único, participe en la Unión Aduanera y reconozca la competencia del Tribunal de Justicia de la UE (TUE).

"Reino Unido conservará durante ese periodo todas las ventajas y todos los beneficios, pero también todas las obligaciones del mercado único, de la Unión Aduanera y de las políticas comunes", ha expresado el excomisario francés.

Sin embargo, los británicos perderán toda representación en las instituciones comunitarias, agencias, organismos y oficinas de la UE y tampoco tendrán poder de decisión.

Sí se prevé que Reino Unido pueda estar presente pero sin derecho a voto en determinadas reuniones y Barnier ha apuntado a "mecanismos de diálogo específico" para abordar, por ejemplo, el reparto de cuotas pesqueras que también afecten a los británicos.