Un alto responsable del Gobierno chino estimó que al menos 10.000 personas murieron la masacre perpetrada por las autoridades contra los estudiantes concentrados en la plaza de Tiananmen en junio de 1989, según una serie de cartas del entonces embajador británico, Alan Donald, recientemente desclasificadas y analizadas por el portal de noticias de Hong Kong HK01.

El embajador Donald envió varios telegramas al Ministerio de Exteriores británico el 5 de junio, un día después del grueso de la matanza. En una de estas misivas, indicó que una persona, cuyo nombre fue eliminado del documento por motivos de seguridad, le trasladó esta información procedente de un miembro anónimo del Consejo de Estado.

Estas estimaciones superan en mucho a las cifras más catastróficas de la masacre, como las de la Sociedad de la Cruz Roja de China, que indicó en su día que 2.700 personas habían muerto en la ola de represión, pero se ajustan a las proporcionadas en 2014 por el magacín Next que, citando documentos de la Casa Blanca, cifró el número exacto de muertos en 10.454 y los heridos en más de 40.000.

Según la fuente del embajador, los responsables directos de la masacre fueron los integrantes de la división 27 de Sanxhi -- "iletrados en un 60 por ciento y tachados de primitivos" --. "No se les informó de nada durante 10 días y simplemente se les comunicó que iban a participar en un ejercicio televisado", describió el embajador.

El Ejército recibió luz verde para ejecutar la operación la noche del 3 de junio y ésta se desarrolló en cuatro fases, con la participación adicional del Ejército de la región de Shenyang.

En total, fueron "27 vehículos acorazados" los que abrieron fuego contra la multitud "antes de arrollarles". El ataque además fue efectuado sin previo aviso. "Los estudiantes habían recibido la información de que tenían orden de abandonar la plaza, pero los acorazados atacaron solo cinco minutos después de que tuvieran conocimiento de ella", según las fuentes del embajador, que describen escenas dantescas.

"Les arrollaron una y otra vez hasta que hicieron 'pastel de carne' con ellos. Los restos fueron recogidos por una excavadora, incinerados y tirados por el desagüe. Cuatro chicas, estudiantes, suplicaron por sus vidas antes de que las cosieran a puñaladas. Dijeron a 1.000 supervivientes iniciales que podían escapar antes de que les acribillaran con ametralladoras desde posiciones fijas", según la información.

Los responsables de la masacre acribillaron incluso a una ambulancia del Ejército que iba a evacuar a los heridos, y un oficial del Ejército fue ejecutado por sus propios hombres cuando comenzó a expresar las dudas sobre la operación. Sus subordinados explicaron después que tenían orden de hacerlo o de lo contrario serían ellos mismos los ejecutados", de nuevo según los informes diplomáticos. En la masacre participaron casi una treintena de francotiradores y todos los militares disparaban con balas explosivas, prohibidas por el Derecho Internacional.

La explicación diplomática de las autoridades chinas fue completamente insuficiente, según las mismas cartas. En un encuentro al que solo acudieron agregados diplomáticos de Canadá y Reino Unido, el jefe político de la 38ª división del Ejército, Li Zhiyun, aseguró que el Ejército no disparó a nadie y que fueron "balas perdidas", las que acabaron con la vida de las 200 personas recogidas en la estimación oficial.