La canciller alemana Angela Merkel atendiendo a los medios informativos. | SINA SCHULDT/DPA

Las negociaciones entre los conservadores y los socialdemócratas alemanes entran el martes en el día decisivo en que deben determinar si reeditan la 'gran coalición' de Gobierno que evite la convocatoria de unas nuevas elecciones.

En este sentido, la canciller alemana Angela Merkel ha reconocido el martes, antes de acudir al encuentro con los líderes del SPD, que todas las partes tienen que hacer concesiones.

Los socialdemócratas no quieren ceder terreno en materia laboral y de vivienda e insisten en mantener sus posiciones. Deben someter el 'futuro' acuerdo al voto de sus 440.000 militantes y muchos de sus afiliados no ven con buenos ojos volver a aliarse con los conservadores democristianos.

"Todos y cada uno de nosotros aún tenemos que adoptar compromisos dolorosos. Yo estoy preparada para hacerlo si podemos estar seguros de que al final las ventajas superarán a las desventajas", ha declarado la líder conservadora el martes.

La canciller ha defendido que es importante que el nuevo Gobierno adopte las condiciones para que los alemanes "puedan seguir viviendo mañana de forma próspera y segura en un sentido amplio".

Merkel ha identificado como los tres puntos de fricción entre los conservadores que ella lidera y los socialdemócratas la sanidad, el mercado laboral y "la fiabilidad internacional".

La Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Merkel, su facción hermana bávara, la CSU, y el SPD ya han entrado en periodo de descuento en las negociaciones, después de que el domingo venciera el plazo inicial que se habían dado para sellar un acuerdo que permita reeditar la gran coalición.

Tras el encuentro mantenido el lunes en la sede del SPD, la cita del martes es en la sede de la CDU.

Por su parte, el líder de los socialdemócratas, Martin Schulz, se ha mostrado optimista a su llegada. "Tengo buenas razones para asumir que terminaremos hoy, espero que en un espíritu positivo, con un buen resultado para nuestro país", ha confiado.

Los tres partidos consiguieron llegar a acuerdos en numerosas áreas entre el domingo y el lunes, pero siguen sin ultimar un acuerdo en materia sanitaria, laboral y de política exterior. De cerrarse el martes el acuerdo, se espera que el programa de gobierno y el reparto de carteras se presente el miércoles.

Más de cuatro meses después de las elecciones, Alemania sigue con un gobierno en funciones y ambos partidos buscan solventar los escollos que quedan para sellar el acuerdo y renovar la "gran coalición" que ha gobernado desde 2013 la mayor economía de Europa.

Los dos asuntos clave que aún no han resuelto se centran fundamentalmente en materia sanitaria y laboral. Por un lado, la reforma de la llamada atención sanitaria de dos clases en la que quienes tienen un seguro privado pueden acceder a un tratamiento preferencial y mejor que quienes no lo tienen.

Los socialdemócratas quieren acabar con este sistema, mientras que los conservadores abogan por mejorar la sanidad pública y desincentivar el privado.

Los conservadores rechazan sustituir el actual sistema con un "seguro ciudadano", como lo denomina el SPD, y ahora las conversaciones se centrarán previsiblemente en mejorar la posición de quienes tienen seguro público, por ejemplo cambiando las normas de facturación de los médicos, que ganan más tratando pacientes en la sanidad privada y a menudo la favorecen.

El otro asunto en el que no consiguen acercar posturas es el relativo a los límites para poner coto a la renovación continúa de contratos temporales de corta duración sin que exista ninguna justificación.

El domingo avanzaron en el aérea de vivienda donde se han aprobado medidas para frenar la subida del alquiler, ayudas de 1.200 euros para familias con hijos con bajos recursos como ayuda para acceder a una vivienda y la construcción de 1,5 millones de viviendas sociales en cuatro años.

Asimismo, ambas formaciones han apostado por invertir hasta 12.000 millones de euros para impulsar la banda ancha en todo el territorio alemán y el viernes alcanzaron un acuerdo sobre migración, que confirma el borrador de enero, por el que los partidos no esperan que la inmigración supere los 220.000 personas al año.

El lunes, conservadores y socialdemócratas finalizaron las discusiones sobre Europa y han acordado acercar posturas para relanzar el proyecto europeo.

Si el martes fracasan en las negociaciones, Alemania se enfrenta a otras elecciones y el futuro sigue siendo incierto.

Según los sondeos demoscópicos, el SPD -- que obtuvo malos resultados en las legislativas de septiembre, con un 20,5 por ciento de los votos --, sigue cayendo en las encuestas y miembros del partido reprochan a Schulz que haya incumplido su promesa de reorientar el partido hacia la izquierda y no volver a gobernar con Merkel.

De hecho, tras los dos últimos gobiernos en coalición con los democristianos, el SPD ha ido cayendo en picado y cosechando sucesivas derrotas electorales. Muchos consideran que otra gran coalición de Gobierno sería la sentencia de muerte para el partido liberal.

El último sondeo del instituto INSA, que se publicó el lunes, asegura que si se celebraran elecciones el SPA obtendría solo un 17 por ciento de los votos. La presión sobre Schulz hace que sea complicado que ceda en sus reivindicaciones y, si logra sellar un acuerdo con los conservadores, necesita venderlo como un logro del partido entre sus afiliados y evitar así perder más apoyos.