Al menos dos 'cascos azules' muertos y una decena de heridos en un ataque contra una base de la MINUSMA en Malí. | LUC GNAGO / REUTERS - Archivo

Al menos dos 'cascos azules' han muerto y una decena de personas han resultado heridas en el marco de un ataque contra una base de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de Naciones Unidas en Malí (MINUSMA) en Aguelhok, en la región de Kidal, en el norte del país.

El ataque, que fue llevado a cabo con morteros, ha sido condenado por el secretario de la ONU, António Guterres, que ha confirmado la muerte de dos 'cascos azules' procedentes de Chad, según ha recogido la organización en un comunicado.

«Ha expresado sus más profundas condolencias al Gobierno de Chad y a las familias y amigos de las víctimas. Espera que los heridos se recuperen lo antes posible», ha indicado el portavoz de la Secretaría, Stéphane Dujarric.

Asimismo, Guterres ha alertado de que los ataques contra los miembros de la misión pueden constituir crímenes de guerra según el Derecho Internacional.

«Estos actos sólo provocan que Naciones Unidas reafirme su compromiso con la gente y el Gobierno de Malí en su intento por lograr la paz», ha aseverado el secretario general de la organización.

El pasado 29 de marzo, Guterres denunció ante el Consejo de Seguridad de la ONU la vulnerabilidad de los 'cascos azules' desplegados en lugares devastados por los conflictos, como Malí y República Democrática del Congo, y alertó de que las continuas exigencias a los efectivos ponen en peligro sus vidas y su credibilidad.

El secretario general insistió entonces en que los 'cascos azules' necesitan un mayor apoyo coordinado, especialmente entre los actores que autorizan su despliegue.

Cerca de 60 'cascos azules' perdieron la vida en 2017 debido a los ataques llevados a cabo contra las misiones de paz de la ONU. Guterres, que indicó que las operaciones «suponen un elaborado esfuerzo de solidaridad multilateral e internacional», aseveró que las fuerzas sufren debido a as demandas surrealistas que se les hacen, lo que da lugar a pérdidas de vidas y de credibilidad.

El norte de Malí es una región convulsa con presencia de tropas francesas desde la revuelta tuareg de 2013, que rápidamente fue secuestrada por grupos yihadistas, lo que provocó la intervención militar de París en su antigua colonia. La inestabilidad se ha extendido en los últimos meses hacia la zona centro del país.