Choque de dos trenes en la zona de Larisa, en Grecia.

El jefe de la estación ferroviaria de Larisa, en el norte de Grecia, ha quedado formalmente detenido mientras se determina su posible responsabilidad en el choque frontal de dos trenes que ha dejado un balance provisional de al menos 36 fallecidos.

Tras el siniestro, las autoridades habían procedido a interrogar a algunos de los funcionarios implicados en el tráfico de trenes, en un intento por esclarecer los motivos por los que impactaron de manera frontal los dos trenes, que circularon durante un tiempo por la misma vía, informa la cadena ERT.

El jefe de la estación ha esgrimido que el sistema que regula el reparto de los trenes en las distintas vías está automatizado y que, por tanto, no funcionó. Entre las cuestiones que deben aclararse figura si hubo una concatenación de fallos y hasta qué punto hubo error o negligencia humana.

Uno de los dos convoyes ha sido identificado como un tren de mercancías, mientras que el otro, de pasajeros, circulaba con unas 350 personas a bordo. Las autoridades han atendido por heridas a unas 130 personas, de las cuales al menos 66 han sido trasladadas a diversos hospitales de la zona, y han localizado a varias víctimas carbonizadas.

El alcalde de Tempe, Giorgos Manoli, ha asegurado que en los tres primeros vagones han alcanzado temperaturas de 1.200 a 1.500 grados centígrados, por lo que se da por hecho que el balance de víctimas seguirá aumentando --los medios locales llegaron a situar en 40 el recuento provisional de muertos--.

El primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, se ha desplazado hasta el lugar del siniestro y ha prometido que, al margen de la atención a las víctimas y la identificación de los cuerpos, las autoridades harán todo lo posible para descubrir las causas. También "para impedir que algo así ocurra de nuevo", ha dicho ante los periodistas, según el periódico 'Kathimerini'.

El Gobierno griego ha declarado tres días de luto a nivel nacional, hasta el viernes, por el siniestro. Los actos públicos han quedado suspendidos y los principales dirigentes, incluida la presidenta Katerina Sakellaropoulou, han cancelado su agenda oficial.