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Poco más de diez minutos de «vértigo, de auténtico pánico». Seiscientos segundos frenéticos en los que un cap de fibló barrió una franja de unos siete kilómetros en Sant Antoni, desde Cala Gració hasta Corona, dejando tres heridos de diversa consideración y una huella de destrucción con centenares de árboles arrancados de raíz, coches destrozados, decenas de contenedores que «salieron volando», postes del tendido eléctrico y telefónico tumbados, decenas de vecinos incomunicados y cuantiosos daños materiales en instalaciones como el Polideportivo de Can Coix. Es parte del balance de daños causados por el tornado que golpeó de pleno al término municipal de Sant Antoni, sobresaltando a centenares de vecinos y turistas que sufrieron en carne propia la virulencia de un episodio con rachas de viento de entre 120 y 140 kilómetros por hora.

El cap de fibló entró por un punto localizado entre Cap Blanc y es Caló des Moro. «En cuestión de segundos se hizo noche cerrada y parecía el fin del mundo. Era como en una película», advirtió Toni, un vecino de la carretera de Cala Gració, epicentro de los daños. En este punto, tres trabajadores resultaron heridos de diversa consideración, con cortes y traumatismos, después de que el fenómeno alzase y desplazase unos diez metros varias casetas de la obra donde estaban trabajando.

Faltaban unos minutos para el mediodía. Desde ese punto de la costa, el tornado fue desplazándose hacia el norte causando graves destrozos en puntos como Can Coix. El remolino arrancó numerosas planchas de la cubierta del polideportivo, reventó ventanales, hizo añicos las paredes de vidrio de las pistas de pádel, tumbó decenas de árboles y dañó más vehículos por el impacto de los contenedores arrastrados. Muy cerca, en la otra parte de la carretera, un pino de grandes dimensiones cortaba el acceso a un camino vecinal, cerrando el paso de los vehículos a varias casas. En su caída el árbol había arrastrado una torre del tendido eléctrico.

A partir de este punto y siguiendo el trazado de la carretera que lleva hasta Corona, centenares de árboles caídos a un lado y otro de la vía, algunos de ellos obstaculizando parte de la carretera.

Despliegue de medios
Tras el virulento paso del tornado se movilizó un amplio dispositivo de emergencias en el que participaron agentes de la Policía Local de Sant Antoni, Guardia Civil, Bomberos, Ibanat, Protección Civil, personal de Emergencias, sel 061, operarios municipales y personal de carreteras del Consell.

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En un primer momento se prestó máxima atención a la zona cero localizada en el entorno del hotel Tanit. El paso del cap de fibló tumbó numerosos pinos en la zona de la piscina y generó una gran alarma entre los presentes. No obstante, tal y como remarcó un responsable del establecimiento, «afortunadamente nadie ha sufrido daños personales».

En un punto muy cercano, a unos 300 metros, el tornado sí que dejó heridos. Los tres operarios heridos fueron evacuados a la Policlínica Nuestra Señora del Rosario. Ayer mismo fueron dados de alta dos de ellos y, al cierre de esta edición, el tercero permanecía ingresado en la Unidad de Neurocirugía.

La imagen que presentaba a mediodía la carretera de Cala Gració era desoladora. Vehículos con los cristales rotos, en el mejor de los casos, contenedores sobre las aceras y restos de vallas esparcidos sobre el asfalto, ante la mirada incrédula de los turistas. «Pensábamos que esto sólo pasaba en las superproducciones de Hollywood», apuntaron Cathy y Marck, turistas de Manchester a los que el tornado les sobresaltó cuando se disponían a salir del hotel.

En torno a las 13.30 horas, la atención se trasladó al entorno de Can Coix. A la salida del colegio, los escolares se topaban con varios árboles tumbados junto a la parada de autobuses. No obstante, los pequeños salieron con normalidad.

Posteriormente, en este punto se instaló el improvisado puesto de mando para organizar los trabajos de recuperación. El Polideportivo Can Coix quedó cerrado y no se reabrirá hasta que se garantice la seguridad de las instalaciones. También fueron suspendidas para hoy las clases en la Escoleta de Can Coix.

El escenario de daños se prolongaba a lo largo de siete kilómetros de la EI-651. La Policía Local contabilizó más de 200 árboles tumbados por el paso de un cap de fibló que dejó rachas de viento de hasta 140 kilómetros por hora.