El PP ha hecho más estricto el control de los comportamientos y bienes de sus cargos públicos y electos, así como de los profesionales que trabajen en el partido, gracias a la aprobación de un nuevo Código de Buenas Prácticas.

Una de las medidas del texto, tal y como consta en el contenido del mismo, es la prohibición de aceptar regalos que «no respondan, por su importe o causa, a los usos y costumbres sociales».

La vicesecretaria de Organización de los populares, Ana Mato, muñidora de la redacción del Código durante los últimos dos meses, ha explicado a este respecto que «todo el mundo es consciente» de qué regalos ha de aceptar, por ejemplo, en Navidad.

Así que ha asegurado lo siguiente: «En Navidades un miembro del PP puede recibir unos turrones, una caja de naranjas de Valencia o un vino de La Rioja; son costumbres sociales y estamos de acuerdo en lo que eso significa».

Fuera de ese círculo de usos y costumbres, el Partido Popular prohibirá la recepción de regalos, especialmente si son caros.
El Código aporta más novedades: el ex ministro José Romay Beccaria será el responsable de ejercer estos nuevos mecanismos de supervisión, ya que el PP le ha designado auditor de prácticas internas, y un comité, compuesto por tres integrantes del Comité de Derechos y Garantías, se encargará de «velar por su cumplimiento».

El Código de Buenas Prácticas, ha señalado Mato, «va más allá de los requisitos que marca la ley», y así, sancionará las conductas que «dañen la imagen del partido aunque sean legales» y comprometerá a todos los cargos.

El Código fue aprobado por aclamación en un Comité Ejecutivo Nacional que se vio mermado casi un 50 por ciento por la imposibilidad de sus miembros de viajar a Madrid a causa del temporal de nieve.