Los aeropuertos con menos de cincuenta operaciones diarias, cerca de una docena, contarán con un sistema automatizado de control aéreo que sustituirá la figura del controlador, anunció ayer el ministro de Fomento, José Blanco.
Blanco también anunció que cada comunidad autónoma contará con un 'comité aeroportuario' para coordinar las políticas urbanísticas y de ordenación territorial, así como un comité de desarrollo de rutas aéreas, con el objeto de mejorar la «eficiencia» de las instalaciones.
El Ministerio de Fomento prevé suprimir los controladores aéreos en una docena de aeropuertos con menos de 50 operaciones diarias pero «unas magníficas infraestructuras», en los que se implantarán los sistemas AFIS que prevé la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Blanco explicó que esta medida tiene el objeto de reducir costes de la navegación aérea, ya que permitirá «ocupar a los controladores en los aeropuertos en los que son estrictamente necesarios».


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Asimismo, avanzó que varios aeropuertos canarios, como los de El Hierro o La Gomera, podrán ser objeto de una «primera experiencia» piloto de este sistema.
Durante su segundo turno de comparecencia, Blanco señaló que el déficit de los servicios de navegación fue de 300 millones en 2009, como consecuencia de los elevados costes, que achacó a los altos salarios de los controladores aéreos. «Da igual lo que digamos sobre la gestión del modelo si tenemos un déficit de 300 millones por los costes de navegación aérea», señaló.
En este sentido, reiteró que los controladores españoles cobran «casi el triple» que los británicos (con una media de 334.000 euros en 2008) y pese a su «excesivamente baja productividad», «aunque alguno llegó a cobrar hasta 900.000 euros por acumulación de horas extras».
«No es posible que tengamos 713 controladores que cobran entre 340.000 y 540.000 euros», insistió Blanco, que advirtió de que el Estado «no puede pagar a precio de oro las horas extra». Por este motivo apeló a los controladores a que suscriban un «particular compromiso» con el objetivo de «racionalizar sus condiciones de trabajo» equiparándolas a sus homólogos europeos, con el objetivo de equilibrar las cuentas de AENA y ofrecer «tarifas más competitivas».