Los tres presuntos etarras que perpetraron el atentado de la T-4 el 30 de diciembre de 2006 realizaron dos ensayos del mismo, en el último de los cuales, llevado a cabo en octubre, llegaron a dejar estacionado un vehículo de alquiler en el aparcamiento de la terminal del aeropuerto de Barajas.
Así lo manifestó ayer el agente de la Guardia Civil que ejerció de instructor general de las diligencias a raíz del atentado en el que murieron dos ciudadanos ecuatorianos durante la segunda sesión del juicio que se celebra esta semana en la Audiencia Nacional a Mattin Sarasola, Igor Portu y Mikel San Sebastián, para los que el fiscal pide 900 años de prisión.
Durante la sesión de ayer, varios abogados que ejercen la acusación particular mostraron su malestar por la «falta de sensibilidad» en el trato dispensado por el presidente del tribunal, Alfonso Guevara, a la madre de uno de los fallecidos.
Impertinencias
El testimonio del primer testigo propuesto por una de las ocho acusaciones particulares, la madre de uno de los dos ciudadanos ecuatorianos fallecidos aquel día, Diego Armando Estacio, fue interrumpido varias veces por el presidente del tribunal, que consideró impertinentes muchas de las preguntas de su letrado. La testigo llegó a bloquearse ante las reiteradas reprimendas del presidente del tribunal.