La Bolsa española cerró ayer con un descenso del 0,64 por ciento y ligeramente por debajo de los 9.300 puntos, después de haber llegado a perder durante la jornada hasta un 3%, perjudicada por la caída de los mercados internacionales y las pérdidas de la mayoría de los grandes valores, especialmente de los bancos e influida por la inquietud generada ante el retraso de un acuerdo entre los agentes sociales para acometer la reforma laboral y a la caída en picado del riesgo país de España, que bate récords históricos.
Tras situarse al nivel de 9.000 puntos, mínimo anual de cierre, sobre el que discurría hasta antes de la apertura de Wall Street mientras el petróleo bajaba a 71,5 dólares por barril a mediodía y el euro a 1,211 dólares, el descenso inferior a lo previsto de la actividad industrial estadounidense en mayo y el crecimiento del 2,7% del gasto en construcción en abril estimularon el alza de Wall Street y la aminoración de la caída de la bolsa nacional. La subida del petróleo hasta 75,5 dólares también ayudaba. De esta manera, la bolsa moderaba su caída antes del cierre.
La apertura del mercado secundario vio cómo la prima de riesgo ofrecida a los inversores por los bonos españoles a diez años alcanzada un nuevo máximo desde la introducción del euro y llegaba a 173 puntos básicos respecto a su homólogo alemán ('bund').
Pérdida de confianza
De esta forma, superó el récord anterior del 7 de mayo, ante el incremento de la incertidumbre después de que el pasado viernes la agencia de 'rating' Fitch rebajara la nota de solvencia de España, además de por la división en el seno del BCE respecto al programa de compras de deuda pública puesto en marcha por la institución.
La agencia de calificación Fitch rebajó el pasado viernes el rating otorgado a España en un escalón, desde 'AAA' a 'AA+', con perspectiva «estable» por los efectos que tendrá sobre el crecimiento de la economía a medio plazo el proceso de ajuste de la deuda privada y externa.