El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, calificó de «desigual» el seguimiento de la huelga general, y de «moderado» el efecto del paro, al tiempo que insistió en tender la mano a los agentes sociales para buscar soluciones mediante el diálogo.

Corbacho explicó que en el sector del automóvil, el seguimiento de la huelga fue total, así como en los puertos, en otras zonas industriales y en la industria auxiliar de la automoción. En contraste, en la hostelería el seguimiento fue del 3% y en el comercio del 10%.

Por lo que respecta a los empleados públicos, el titular de Trabajo cifró en el 7,52% el seguimiento del paro en la Administración General del Estado, en el 23,8% en el sector público empresarial y en el 12% en los ayuntamientos (según datos de la FEMP). Asimismo, expuso que, según las cifras proporcionadas por el Ministerio de Fomento, en el sector del transporte el seguimiento fue del 21%, con un cumplimiento de los servicios mínimos del 98,7%.

Por su parte, los sindicatos situaron en el 70 por ciento el seguimiento de la huelga y en diez millones el número de trabajadores que la secundaron durante toda la jornada.

Tráfico aéreo

Los aeropuertos afectados por los servicios mínimos funcionaron con normalidad, al igual que el transporte por carretera y los puertos. Los mayores problemas se registraron en el transporte urbano, en especial donde no se pactaron los servicios mínimos.

No coinciden en las cifras los sindicatos y la patronal de la construcción. Las centrales sindicales calcularon que el seguimiento llegó a superar el 90 por ciento, mientras que la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) rebajó el porcentaje hasta el 10 por ciento.

En términos generales, la séptima huelga general de la democracia, convocada contra la reforma laboral acometida por el Gobierno, paralizó la industria y dificultó el transporte, pero no consiguió detener la actividad de los comercios y tuvo un impacto limitado en la Administración.