La tradicional fiesta minera asturleonesa de Rodiezmo (León) sirvió ayer a UGT y al PSOE para llamar a la movilización del próximo día 15 en Madrid contra las políticas del Gobierno del PP y su intento de acabar con los servicios públicos y de destruir el Estado del bienestar.

En sus intervenciones en el acto político-sindical, el secretario general de UGT, Cándido Méndez, y el secretario de Organización del PSOE, Óscar López, escenificaron la unión de sus organizaciones, tras dos años de ausencias de figuras de primera línea del PSOE en este acto.

Los dos dirigentes acusaron al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de haber mentido a los españoles en sus primeros ocho meses de gobierno, al haber hecho lo «contrario» de lo que dijo durante la campaña electoral.

«Coma irreversible»

Méndez consideró que el PP está llevando a la economía española a un «coma irreversible» y trata de imponer su ideología «hasta las últimas consecuencias», así como supeditar los derechos de los españoles a que el Estado cuadre sus cuentas.

El líder sindical, que dijo que el pueblo ya castigó al Gobierno de Rodríguez Zapatero (2004-2011) el pasado 20 de noviembre, pidió a Rajoy que deje de hablar de «herencia recibida» y de ser «servil» hacia fuera y «prepotente y arrogante» para dentro.

López, que denunció que Rajoy ha cometido «muchos errores» y ha dejado el Estado del bienestar «hecho unos zorros», aseguró que cuando el PSOE vuelva a La Moncloa desmontará la reforma laboral y reconstruirá la sanidad y la educación públicas.

«España necesita un Gobierno bueno y no un banco malo», enfatizó López, quien añadió que el PP está poniendo en marcha la «verdadera política de la derecha» y advirtió que se va a equivocar porque se va a enfrentar a la «inmensa mayoría del pueblo español», que no comparte planteamientos «xenófobos» y «crueles», como la retirada de la asistencia hospitalaria a los inmigrantes irregulares. También tomó la palabra el exvicepresidente del Gobierno y presidente de la Fundación Pablo Iglesias, Alfonso Guerra, quien, al igual que Méndez, propuso un referéndum para comprobar si los ciudadanos aceptan unas políticas que no se les comunicaron en campaña, lo que, según dijo, deja al Gobierno con «legitimidad de origen» pero no de «ejercicio».

Además, Guerra extendió sus críticas al PP al acusarle de ser humanitario con «asesinos», tras la excarcelación por motivos de salud del etarra Josu Uribetxeberria Bolinaga, y no de serlo con los ciudadanos, a los que recorta servicios progresivamente.