La plaza de Neptuno fue ayer el epicentro de una nueva manifestación, ‘Asedia el Congreso’, convocada en esta ocasión por la Plataforma en Pie. Tras más de dos horas de protesta pacífica, con menos asistencia que en otras precedentes, concluyó con disturbios que se saldaron con al menos 15 detenidos y 14 agentes de la policía heridos.

Fuentes policiales cifraron en un máximo de 1.200 las personas que secundaron la convocatoria. La Policía Nacional desplegó un fuerte dispositivo, con unos 1.400 agentes, para proteger la Cámara Baja ante una convocatoria oficialmente no comunicada. El perímetro de seguridad llegó en algunos casos a los 300 metros, con todas las calles aledañas al Congreso cortadas.


Cargas policiales

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Las primeras cargas policiales se registraron en Neptuno cuando un grupo de personas intentó derribar las vallas que impedían el paso hacia la Carrera de San Jerónimo, donde se encuentra el Congreso de los Diputados. Además, hubo un lanzamiento continuado de objetos hacia la línea de formación de la policía, al otro lado del vallado.
En ese momento, antidisturbios que estaban desplegados en uno de los extremos de la plaza acudieron rápidamente al lugar, estableciendo un perímetro de seguridad entre los manifestantes y el vallado que apenas duró unos segundos, ya que acto seguido procedieron a la primera carga que desembocó en el ‘correcalles’ desde Neptuno.
Eran las ocho y media de la tarde y a estas primeras cargas le sucedieron otras, dispersas por el Paseo del Prado, entre Atocha y la plaza de Cibeles y la calle de Alcalá.


Los momentos de mayor tensión se vivieron en los alrededores de la estación de Atocha, en la glorieta de Carlos V, donde hubo reiteradas cargas policiales y enfrentamientos protagonizados por los grupos más radicales, que lanzaron a los agentes todo tipo de objetos, desde piedras hasta material de obra y trozos de mobiliario urbano. También hubo lanzamientos de alguna bola de billar.

La situación en la glorieta de Carlos V era de total confusión porque los manifestantes corrían en numerosas ocasiones por calles en las que seguía abierto el tráfico parcialmente, perseguidos por agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) que, en su mayoría, estrenaban una identificación visible en sus uniformes.