Imagen de video facilitada por la Policía Nacional del marroquí Rafá Zouhier, condenado a 10 años de cárcel por suministrar los explosivos de los atentados del 11M, dentro del avión para su traslado a Tánger (Marruecos) tras ser expulsado de España. | Policía Nacional

El exconfidente de la Guardia Civil Rafá Zouhier, condenado por suministrar los explosivos con los que se perpetraron los atentados del 11M, ha salido ya de prisión tras cumplir la pena e inmediatamente ha sido expulsado por la Policía, que le ha trasladado a Tánger.

Con su libertad tras haber permanecido diez años en la cárcel son ya cinco los condenados por la acción terrorista del 11 de marzo de 2004 en Madrid los que han salido ya de prisión, mientras que otros trece permanecen recluidos en centros penitenciarios.

Zouhier ha abandonado la cárcel de Puerto 1 (Cádiz) en un furgón policial, que le ha recogido dentro del mismo recinto penitenciario sobre la una de la madrugada, una hora después de que quedara extinguida su condena.

Tan pronto como ha sido excarcelado, y como ya había señalado horas antes el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, la Policía le ha expulsado y conducido hasta Tánger, sobre las 2.30 horas de la madrugada.

Desde el furgón, Zouhier, que vestía chándal y el pañuelo palestino -kufiya- y portaba una bolsa de deportes, ha sido trasladado en un avión del Cuerpo Nacional de Policía a la ciudad marroquí.

El titular de Interior se ha puesto en contacto esta misma mañana con las asociaciones de víctimas para comunicarles la expulsión y ha conversado con las presidentas de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Ángeles Pedraza, y de la Asociación 11M Afectados por el Terrorismo, Pilar Manjón, quienes habían expresado su deseo de que Zouhier fuera expulsado una vez saliera de la cárcel.

Ambas han mostrado su alivio y su satisfacción por la salida de España del exconfidente de la Guardia Civil, han subrayado a Efe fuentes de Interior.

Pedraza, que perdió una hija en esos atentados, dirigió a finales de enero un escrito a la sección segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional para solicitar que se procediera «a la expulsión inmediata del penado, dado que el mismo ha sido condenado por conducta dolosa que constituye delito castigado con pena privativa de libertad superior al año».

Manjón, quien también sufrió la pérdida de un hijo en estas acciones terroristas, aseguró recientemente que su asociación se había personado en la solicitud de expulsión de Zouhier a su país, Marruecos.

Sin embargo, para el abogado del excarcelado, Antonio Alberca, además de haberse conculcado los «derechos fundamentales», la expulsión de Zouhier ha sido «irregular» y ha tratado de «evitar el control jurisdiccional», tal y como él hubiera deseado.

Antonio Alberca ha explicado que a Zouhier se le debería haber aplicado el régimen de ciudadanos comunitarios o familiares de éstos, ya que desde hace unos meses está casado con una mujer española.

Según esta normativa, el marroquí hubiera tenido un plazo de un mes para abandonar voluntariamente el territorio español, salvo en «casos de urgencia debidamente justificada», ha destacado el abogado.

El letrado ha dicho que no ha tenido acceso a la resolución de expulsión, por lo que no ha tenido información sobre cómo se ha realizado, ni opción a recurrirla ni solicitar medidas cuatelares.

Zouhier fue condenado el 31 de octubre de 2007 a 10 años de cárcel por un delito de colaboración con la célula islamista que perpetró los atentados del 11M.

La sentencia dio por probado que Zouhier actuó como intermediario entre el exminero asturiano José Emilio Suárez Trashorras, que suministró los explosivos, y Jamal Ahmidan, líder de la célula que perpetró los atentados, pero le absolvió de cooperación necesaria en los atentados.

Esta misma semana Zouhier escribió una carta en la que confiaba en que algún día se sepa «la verdadera verdad» de la tragedia terrorista y en la que quería «dejar claro a la sociedad española» que salía «de la injusta condena con la conciencia superlimpia de no haber hecho daño a nadie y menos a un pueblo que me ha tratado bien».

«Sé que es difícil creer a un moro -añade Zohuier-, pero os aseguro que los peligrosos son los que ordenaban cada paso, aquellos que nos han mentido, engañado y finalmente sentenciado lo ocurrido para que no se sepa la verdad», subrayaba.