El portavoz parlamentario del Grupo Popular en el Congreso, Rafael Hernando, ha asegurado este jueves que en su partido no hay «mala conciencia» por la muerte de la exalcaldesa de Valencia Rita Barbera y ha subrayado que en el PP la apartaron para «protegerla», pero «las hienas siguieron mordiéndola». Dicho esto, ha criticado a los medios de comunicación que han hecho de Barberá un «pim pam pum al que golpear de forma permanente».

En una entrevista en RNE, Hernando ha resaltado que Barberá ha sido «vilmente linchada» en el final de sus días «desde el punto de vista mediático y también político». «Lo que pido es que pueda servir para algo su muerte, y que entre todos reflexionemos sobre cómo se utiliza por parte de algunos los medios de comunicación», ha manifestado.

Así, ha recalcado que es «muy difícil ser capaz de resistir mentalmente y fríamente el acoso mediático de televisiones» que, según ha dicho, se colocan «debajo de tu casa», «linchan por cualquier cosa» e «insultan» y «desacreditan» de forma permanente en lo personal, político e institucional.

A su entender, eso es lo que «ha pasado» y ha criticado que no se quiera reconocer y se hable de que «la culpa es del PP o de algún dirigente del PP que algún día la criticó». «Nosotros decidimos que había que apartarla porque quizá entendimos que era la única forma de evitarle el linchamiento al que algunos la estaban sometiendo, pero sin embargo al final las hienas siguieron mordiéndola», ha exclamado.

A renglón seguido, ha afirmado que en el PP «no hay mala conciencia por la muerte de Rita Barberá», si bien ha admitido que algunas personas analizarán sus comportamientos o sus frases. De hecho, ha revelado que habló con Barberá cuando ella se «molestó» por unas palabras suyas y quedaron en que «tenía que dar una explicación».

Tras subrayar que la exregidora de Valencia ha «superado todas las pruebas judiciales» y no ha sido «condenada», ha asegurado que «algunos» partidos utilizan los tribunales para «perseguir al adversario que no han podido ganar en las urnas», sirviéndose de «todo el proceso judicial como si fuera un linchamiento».