El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont (c), junto a los exconsejeros, de Agricultura, Meritxell Serret (i); de Interior, Joaquim Forn (2i); de gobernación, Meritxell Borràs (3d); de Salud, Antoni Comín (2d), y de Trabajo y Asuntos Sociales, Dolors Bassa (d), durante la rueda de prensa. | Horst Wagner

El expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha mantenido en Bruselas que el suyo es el gobierno legítimo de Cataluña y ha denunciado que el Gobierno central solo entiende la vía de la represión y la violencia para atajar la cuestión catalana, lo que según su visión ha hecho Madrid a través de la aplicación del artículo 155.

Con más de veinte minutos de retraso ha comparecido este martes en la capital belga en medio de una gran expectación mediática en la sede de la asociación de prensa internacional The Press Club Brussels Europe, después de que el gobierno del país rechazara que la comparecencia se llevara a cabo en sus instalaciones.

En ella ha mantenido que su ejecutivo «hubiera podido optar por una disputa por la hegemonía pero no habrá enfrentamientos» ya que «no se puede construir la república de todos desde la violencia».

De este modo ha querido denunciar ante las instancias internacionales la politización de la justicia que según su parecer impera en el Estado Español, con una «voluntad de perseguir las ideas y un grave déficit democrático».

Ha negado que tenga intención de «pedir asilo» ni de «eludir» su responsabilidad y que ante «un juicio justo, independiente, con separación de poderes, como en la mayoría de países europeos», retornaría «de forma inmediata».

Eso sí, también ha dejado claro que ve la acción judicial contra él como una «demanda política» y se va a oponer a ella «desde una posición política y no jurídica». «Queremos las garantías jurídicas en el marco de la UE», ha apuntado.

«A Europa le pido que reconozca que Cataluña apoya valores democráticos y comunitarios frente a un Gobierno que ampara a la extrema derecha», ha llegado a decir, relatando que «el viernes reunidos en el Palau de la Generalitat, ante los datos que anticipaban una ofensiva altamente agresiva y sin precedentes contra el govern legítimo de Cataluña que presido, y con la confirmación este lunes de una querella que sumaría 500 años, acordamos que priorizaríamos la prudencia, seguridad y moderación».

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El expresident ha considerado que, ante el contexto de la querella por los delitos de rebelión, sedición y malversación, «el diálogo era en esas condiciones imposible». De este modo su govern optó por desdoblarse y además de seguir intentando trabajar en Barcelona optaron por acudir a otras instancias donde creen que pueden defender mejor sus derechos. «Es un acto de coherencia, no hemos llegado hasta aquí para comportarnos como tantas veces se ha comportado el estado», ha indicado.

En su comparecencia, ofrecida en francés, catalán y castellano, Puigdemont ha afirmado que «PP y PSOE no quieren asumir que tienen un problema gigante» y solo lo afrontan «con represión», apuntando que «antes y después del 1-O nuestra mano estuvo tendida hasta el infinito».

También ha reiterado que la apuesta del independentismo es pacífica. «Si esta actitud tiene como precio ralentizar el despliegue de la república es aceptable». Así, para oponerse al «camino de máxima beligeranciaelegido por el Gobierno», ha anunciado que apoyarán «medidas para evitar que el 155 se lleve a la práctica y desmonte el sistema institucional catalán», apelando a «la gente que salvó las escuelas el 1 de octubre» a que también estén en esta estrategia.

«Trabajemos para que sea imposible que PP, PSOE y Cs desmonten las instituciones catalanas. Luchemos con máxima creatividad para impedir el 155», ha pedido, a la vez que anunciaba que asume las elecciones del 21D convocadas por el Gobierno como un reto, puesto que «es en el territorio de la democracia donde siempre hemos ganado».

«No nos dan miedo los desafíos democráticos. Lo asumimos, es votando que se solucionan los problemas. Las elecciones son un reto que aceptamos con todas nuestras fuerzas», ha incidido.

El expresident no ha explicado cuánto tiempo permanecerá en Bruselas, unos días al menos, y ha sido también duro con los fundamentos elegidos por el fiscal general del estado para construir su querella, que según él «confirma la extrema agresividad» del estado y que no se sustenta jurídicamente al basarse en episodios y postulados políticos que fueron incluidos en su día en el programa electoral de Junts pel Sí sin encontrar oposición alguna.

Finalmente, Puigdemont ha hablado «al pueblo de Cataluña» para pedirle «que se prepare para un camino largo. El estado ha decidido usar la violencia y represión para que abandonemos nuestro camino, y no lo conseguirán», ha insistido, a la vez que pedía reconocimiento para los consellers que le acompañan, por la situación personal a la que se enfrentan y el «desafío y esfuerzo personal» que esta requiere.