Reunión del Consejo de Seguridad Nacional. | Moncloa

El documento de Estrategia de Seguridad Nacional que ha aprobado este viernes el Consejo de Ministros aboga por reforzar la "respuesta eficaz" ante el incremento "en los últimos años" de las agresiones procedentes de servicios de inteligencia extranjeros contra intereses nacionales. La proliferación de armas de destrucción masiva, y su uso por actores no estatales, es otra de las cuestiones que "afectan directamente a la Seguridad Nacional".

La Estrategia señala al espionaje como "una amenaza de primer orden para la seguridad", subrayando que "se ha adaptado rápidamente a las posibilidades que ofrece la tecnología moderna" por el papel que juega hoy el ciberespacio, lo que "utilizan Estados, grupos o individuos que usan sofisticados programas que proporcionan acceso a ingentes volúmenes de información y datos sensibles".

"Ante este fenómeno resulta necesaria la mejora de las capacidades tecnológicas y de inteligencia para aplicar una respuesta eficaz", recoge el documento, consultado por Europa Press, que señala que la amenaza "se materializan tanto a través de procedimientos clásicos como, cada vez más, de inteligencia en el ciberespacio".

Dentro del espionaje destaca el de carácter industrial, "un desafío que las empresas sufren de forma regular y que puede dañar el sistema económico y afectar al bienestar de los ciudadanos". El Gobierno, que ha revisado su estrategia tras el último documento de 2013, aboga por "un enfoque colaborativo entre el sector público y privado".

COREA DEL NORTE, UNA AMENAZA

La proliferación de armas de destrucción masiva es objeto de análisis, con una cita expresa para el programa nuclear y balístico de la República Popular Democrática de Corea, puesto que "socava el régimen de no proliferación nuclear, suponiendo una creciente amenaza para la paz y seguridad internacional".

"La posibilidad de que sustancias químicas tóxicas puedan ser empleadas por actores no estatales o gobiernos de Estados es de especial preocupación. Existe el riesgo de que grupos terroristas puedan utilizar las armas químicas fuera de la zona de conflicto para realizar actos terroristas", asegura el Ejecutivo, que insiste en el riesgo por la potencial utilización de agentes biológicos por agentes no estatales, en particular organizaciones terroristas.

YIHADISMO TRAS EL ATENTADO EN CATALUÑA

El terrorismo yihadista es uno de los principales problemas a los que se enfrenta la comunidad internacional, sostiene el Gobierno, que recuerda que "como antes en otras ciudades europeas, los atentados de agosto de 2017 han situado a España en el punto de mira del azote terrorista y han puesto de manifiesto la importancia de esta amenaza para España".

En un análisis de la tendencia global, el documento señala que otros efectos negativos del terrorismo son "el riesgo de tensiones sociales, inestabilidad política o reacciones violentas contra minorías, que a veces pueden tomar la forma de actos terroristas".

El terrorismo de ETA, que años atrás era abordado con amplitud, se cita en un único párrafo: "Con respecto al terrorismo autóctono, ETA ya no es una amenaza relevante gracias a la victoria del Estado de Derecho y sin perjuicio del trabajo constante de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la investigación de los hechos criminales, la defensa de la memoria de las víctimas del terrorismo y la transmisión de una narrativa que resalte la lucha de la democracia frente al terrorismo".

España está expuesta al crimen organizado y sus diversas manifestaciones debido a su posición geoestratégica como punto de acceso a la UE por parte de redes criminales procedentes de África y América. "Es, por tanto, una prioridad de la acción del Estado", apunta el Gobierno, que indica que las redes criminales "toman provecho de la vulnerabilidad de migrantes y refugiados".