La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, informó ayer de que el Rey ha designado al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, como candidato a la investidura para ser presidente del Gobierno, una vez concluida la ronda de consultas del jefe del Estado con las formaciones parlamentarias surgidas de las elecciones generales del pasado 10 de noviembre.

Batet hizo este anuncio en el Congreso después de regresar del Palacio de la Zarzuela, donde había sido convocada por Felipe VI a última hora de ayer para comunicar su decisión tras escuchar a los representantes políticos y siguiendo lo previsto en el articulo 99.1 de la Constitución.

Fracasos

Es la tercera vez en los últimos tres años que el líder socialista recibe este encargo institucional. En las dos ocasiones anteriores, en 2016 y tras los comicios de abril pasado, Sánchez fracasó en su intento de ser investido jefe del Ejecutivo por el Parlamento.

La fecha del debate de la investidura depende ahora de la presidenta del Congreso, en coordinación con el candidato designado, pero en la legislación no hay un plazo concreto para su celebración.

Para que prospere la investidura, será necesario que Pedro Sánchez reúna mayoría absoluta (176 diputados) en la primera votación, o bien mayoría simple, más votos a favor que en contra, en una segunda ronda.

De momento, el acuerdo de gobierno de coalición suscrito por PSOE y Unidas Podemos parte con 156 apoyos: 120 diputados socialistas, 35 de la formación morada y sus aliados, y el diputado del PRC. La primera ocasión en que Sánchez fue candidato oficial a intentar la investidura se dio en febrero de 2016. El PSOE no había ganado las elecciones, pero el rechazo del ganador de los comicios, el ‘popular’ Mariano Rajoy, a someterse a una investidura sin tener garantizado que saldría victorioso, llevó a Sánchez a ofrecerse para ‘poner en marcha el reloj’.

Y es que, sin una votación de investidura, sea cual sea su resultado, no comienza a correr el plazo de dos meses que fija la Constitución para repetir elecciones en caso de que ningún candidato logre ser investido presidente del Gobierno. En aquella ocasión, Sánchez consiguió acordar un pacto de investidura con el entonces líder de Cs, Albert Rivera, que no pudo prosperar por los vetos cruzados del PP y de Podemos e independentistas.