Durante el intento de arresto, uno de los infractores desarmó a un policía e intentó dispararle apretando el gatillo, pero el seguro del arma impidió que la tragedia. Cabe destacar, la labor del otro agente, quien pudo reducir al agresor y recuperar la pistola.
La intervención para detenerles no comenzó en Gran Vía, sino en la estación del Arte de la línea 1, donde los agentes de paisano «identificaron a dos varones en actitud vigilante, aparentes carteristas de uno de los muchos clanes que pululan por las zonas más turísticas de la capital», según ABC, quienes esclarecen que los policías vieron varias acciones de hurto por parte de los sospechosos.
En uno de los pasillos, uno de los delincuentes tiró una tarjeta de crédito presuntamente robada, mientras otro aumentaba su agresividad hacia los agentes. En un momento, uno de los sospechosos huyó, por lo que uno de los agentes salió corriendo tras él. Al volver el policía encontró forcejeando a su compañero con el otro sospechoso, pues había conseguido robarle el arma reglamentaria.
Tras forcejear de forma extrema, y el delincuente tratar de disparar, los policías consiguieron desarmarlo y asegurar la escena. Durante el chequeo posterior se encontraron móviles y tarjetas de crédito robadas.
Ambos agentes tuvieron que ser atendidos por personal sanitario debido a las lesiones sufridas durante el forcejeo.
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Una manta en la cabeza y llenarlos de ostia