Hoy se celebra el Día de la Madre, lo que me ha inspirado a escribir este artículo sobre maternidad, autoconocimiento y consciencia.

Me inicié en el desarrollo personal hace más de 12 años, cuando mis hijas eran pequeñas, porque sentí que para darles lo mejor de mí debía comenzar por conocerme más a mí misma.

Hasta entonces, nunca había sentido inquietud, ni comprendía realmente el concepto del autoconocimiento. La noción de «conocerme a mí misma» me resultaba bastante abstracta, y quizás a ti también te suceda lo mismo.

Por eso, en mi post de hoy deseo compartir contigo lo que desde mi punto de vista significa ser una madre consciente, que se conoce así misma cada vez más y trabaja en su desarrollo personal y espiritual. Y como esto te ayuda a vivir la maternidad de manera más serena, en equilibrio y disfrutando de cada momento, incluso de los que puedan ser más difíciles. Siempre partiendo de la base de que:

Nunca terminamos de conocernos, cada nueva situación, circunstancia y vivencia nos enfrentan a una nueva parte nuestra que desconocíamos.

No deberíamos emitir juicios sobre nuestras acciones y las de los demás, ya que cada persona estamos en un nivel de evolución espiritual distinto.

Todos hacemos lo mejor que sabemos. Ser padres es un camino que en ocasiones no es sencillo, pues es algo nuevo y viene sin manual de instrucciones. Pero es un viaje apasionante y una vía de autoconocimiento.

Cuando somos madres, tendemos a exigirnos demasiado, lo que puede llevarnos a niveles de estrés y frustración altos. Sin embargo, lo importante no es que seas una madre perfecta, sino una madre consciente.

Y esto, ¿qué significa?

LOS HIJOS NO SON DE NUESTRA PROPIEDAD

SON UN REGALO: Nuestros hijos son un regalo, ellos nos han elegido porque somos los padres que necesitan para su evolución en esta vida. Tenemos el privilegio de acompañarlos en su camino mientras ellos viven y experimentan.

TIENEN SU PROPIA MISIÓN EN ESTA VIDA: no han venido al mundo a cumplir nuestros sueños ni a seguir nuestros pasos. Solo podrán cumplirla si les ayudamos a desarrollar una personalidad propia, a tener sus gustos, preferencias y opiniones, y a expresarlos libremente.

HAN VENIDO A APRENDER DE SUS EXPERIENCIAS: Nuestra misión no es que nuestro hijo obedezca por miedo al castigo. Es, que se dé cuenta de las consecuencias que pueden tener sus actos. Que comprendan las repercusiones de su manera de actuar y que sean ellos los que decidan cómo hacerlo. De los resultados que obtengan aprenderán mucho más de lo que nosotros les digamos.

LA CONFIANZA LES HACE FUERTES. Si quieres tener todo controlado, es porque no quieres sufrir por lo que hagan tus hijos. No quieres que hagan o digan algo que no está alineado con tu esquema mental. Soltar el control y confiar en ellos les hará más libres emocionalmente, fuertes y seguros de sí mismos. Y a ti te quitará un gran peso.

NUESTROS HIJOS SON NUESTRO ESPEJO

Sabías que nuestros hijos son nuestros maestros, nuestro espejo? Vamos a aprovecharlos para conocernos mejor y crecer.

Te propongo este ejercicio:

Haz una lista de todo aquello que te molesta e irrita de tus hijos. Una vez la tengas, léela con atención y reflexiona: todo lo que te molesta de ellos puede ser reflejo de algo que no has aceptado en ti mismo. ¿Estás ahora preparado para trabajar en ello? Al aceptarlo en ti, es probable que el comportamiento de tus hijos deje de irritarte.

MADRE CONSCIENTE
Ser una madre consciente implica estar atenta a cada paso que damos en la educación de nuestros hijos y para ello necesitamos trabajar la escucha activa, la atención plena y vivir en el presente, algo de lo que ya te he hablado en publicaciones anteriores. Si no lo has hecho te invito a leerlas y ponerlas en práctica.

Evita actuar de manera automática, impulsiva o descontrolada. Cuida tus palabras y acciones. Requiere tiempo, entrenamiento y mucha observación, así como sentir y respirar antes de decir algo de lo que puedas arrepentirte.

Hay que reconocer que no siempre podremos cumplir esto al pie de la letra debido a nuestra naturaleza humana. Reflexionar y pedir perdón si nos hemos dejado llevar por los nervios es un ejercicio muy sano y honesto que fortalece el vínculo y la confianza.

Abstente de utilizar etiquetas o juzgarlos, les ayuda a expresar lo que sienten y a ser ellos mismos.

DA A TUS HIJOS LO MEJOR DE TI

Este fue el pensamiento que me hizo iniciarme en el mundo del autoconocimiento y crecimiento personal. «Quiero daros lo mejor de mí», con los siguientes matices:

Dar lo mejor de ti no implica realizar sacrificios sobrehumanos de los que luego te arrepientas o culpes a tus hijos por haberlos hecho.

Significa no descuidarte a ti misma, reservar tu espacio para crecer y desarrollarte como persona sin sentirte culpable por dedicarte este tiempo ¿Cómo podrías ofrecer lo mejor de ti si te olvidas de quién eres?

Al cuidar de ti misma, podrás cuidar a tus hijos, amarlos y respetarlos sin hacerles responsables de tu estado de ánimo.

Y lo más importante, si cometes errores o fallos, no pasa nada; no te castigues, aprovéchalos como oportunidades para aprender y crecer.