Después de meses de ritmo acelerado, llega el verano, para muchos, la pausa del año más esperada: más horas de sol, menos obligaciones y la oportunidad de reconectar con lo que realmente importa. Pero también puede traer sensaciones inesperadas.
Porque, aunque todo a nuestro alrededor nos dice que deberíamos estar disfrutando, el descanso también nos puede incomodar. El ritmo baja, hay más silencio, más espacio… y aparecen preguntas que quizás no esperábamos:
-
¿Por qué me cuesta tanto relajarme cuando se supone que debería estar disfrutando del verano?
-
¿Por qué siento culpa por no estar «aprovechando» el verano como los demás?
-
¿Y si todo este tiempo libre me hace pensar demasiado y no sé cómo manejarlo?
No hay nada raro en sentirte así. El verano no es solo descanso; también es una pausa que nos invita —a veces nos empuja— a mirar hacia adentro. Y en vez de evitarlo, podemos aprender a transitarlo con calma, intención y amabilidad con nosotros mismos.
La buena noticia es que podemos transformar ese posible desorden en un espacio para el crecimiento, la calma y el disfrute. Aquí te comparto algunas claves para hacer del verano una temporada aliada de tu bienestar.
De la Velocidad al Silencio: El Reto del Cambio de Ritmo
Durante el año, la rutina nos lleva casi en piloto automático. Cuando llega el verano y paramos, ese contraste puede sentirse como un vacío. Lo importante es entender que ese «vacío» no es negativo, sino una invitación a reconectar contigo y redescubrir tu ritmo personal.
Tiempo Libre: Un Espacio para Volver a Ti
Pasar más tiempo contigo mismo puede ser un reto lleno de oportunidades. Cuando el ruido externo baja, aparece la posibilidad de observar lo que necesitas, deseas y sueñas.
-
Puedes crear momentos para estar contigo: escribe, camina sin rumbo, lee, pinta, medita o simplemente observa. Si aparecen pensamientos incómodos, míralos como señales que te ayudan a entenderte mejor.
Convivencia en Verano: Más Tiempo Juntos, Mejor Comunicación
Las vacaciones nos acercan a nuestras parejas, hijos o familiares más que nunca. Ese tiempo puede sacar a relucir tanto lo bonito como lo difícil de nuestras relaciones.
Reflexiona sin agobios
El verano puede traer pensamientos profundos sobre nuestra vida: donde estamos y hacia donde queremos avanzar. Esta introspección es natural y útil, siempre que sepamos gestionarla.
-
Si te encuentras reflexionando mucho, canaliza esos pensamientos en acciones pequeñas: un cambio de rutina, una conversación pendiente, o escribir tus ideas. No tienes que resolver todo en un solo verano.
Antes de despedirme por hoy, te comparto algunas mis rutinas que aplico no solo en verano, también el resto del año para así llegar a épocas donde hay más tiempo libre y menos estructura sin demasiadas sorpresas. Me sirven para sentirme en mi centro, más conectada conmigo misma y con lo que me hace bien:
-
Rutina flexible de verdad
Me gusta tener ciertos momentos del día para descansar, mover el cuerpo o comer bien, pero sin mirar tanto el reloj. Lo importante para mí es hacer las cosas cuando me lo pide el cuerpo o el ánimo, no porque «ya es hora». Fluir con lo que necesito en cada momento, eso me hace sentir en equilibrio.
-
Hacer espacio para lo que me nutre de verdad
Leer, escribir, pintar, estar en silencio, nadar, caminar por la naturaleza, o simplemente mirar el cielo. No todo tiene que ser productivo… pero sí tiene que hacerme bien.
-
Conectar desde lo simple y lo real
Tiempo de calidad con quienes quiero, sin forzar, sin tener que llenar todos los espacios. A veces, una charla sin móviles o una merienda compartida vale más que mil planes.
-
Permiso para no hacer nada
Y cuando digo nada, es nada. Quedarme en casa, no contestar mensajes enseguida, estar en modo pausa. No me tengo que ganar ese descanso ni justificarlo.
-
Autocuidado
No como un «deber», sino como una forma de habitarme mejor. Cuidar mi cuerpo, mi mente, mi energía. A veces es yoga o meditar, otras veces es decir «hoy no tengo ganas de nada».
-
Decir lo que necesito, escuchar al otro
Expresar cómo me siento y también escuchar al otro sin sacar conclusiones rápidas.
-
Decir que no, sin culpa
No todo lo que se ofrece hay que aceptarlo. Aprender a elegir lo que me suma y soltar lo que no, incluso si eso significa perderme un plan.
-
Anotar lo que voy descubriendo
En tiempos más tranquilos suelo darme cuenta de cosas que no veía en el año. A veces escribo frases sueltas, ideas, intuiciones. Las anoto en mi cuaderno de emociones y pongo la fecha para cuando las lea más adelante sea consciente donde estaba y donde estoy ahora.
-
El verano es una oportunidad. Un espacio para respirar, ajustar el rumbo y recordar lo que te hace bien. No hace falta «aprovecharlo al máximo» en términos de productividad. Lo importante es que lo vivas a tu manera, con calma, conciencia y cariño.
Recargar energía, disfrutar de los tuyos y reconectar contigo mismo es el mejor regalo que puedes darte.
Te invito a compartir esta lectura con alguien que lo necesite. Que este verano sea un espacio de calma y cuidado para todos.
Te leo en esti.roma@gmail.com. Puedes encontrarme en Instagram: @estibalizromana_coach https://anchor.fm/estibalizromanapodcast , www.estibalizromana.com
¡Feliz domingo y Abrazo del Alma!
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.