La historia del bebé Alfie Evans ha provocado estos días una oleada social en contra de la decisión de los médicos de desconectar al pequeño. | KACPER PEMPEL

El niño británico Alfie Evans, de 23 meses de edad, que sufría una enfermedad degenerativa, ha muerto, según ha informado su padre, Tom Evans.

En un mensaje escritoo en la red social Facebook, Evans anunció la muerte del niño con un mensaje: «Mi gladiador ganó su escudo y sus alas a las 02.30...absolutamente desconsolados».

Los padres de Alfie habían planteado una batalla judicial en su país para trasladarlo a Italia y que fuera tratado allí. Durante meses han desafiado a la justicia británica y al hospital donde estaba internado en Liverpool para conseguir que su hijo fuera trasladado a Italia, donde un hospital mostró su disposición a tratarle.

Hace una semana que se había desconectado la respiración asistida al pequeño, con una enfermedad degenerativa irreversible, pese a la oposición de sus padres. El bebé, de 23 meses, fue desenchufado de las máquinas que le mantenían con vida el pasado lunes, en contra de la voluntad de sus padres, después de que los médicos convinieran que «no hay cura médica» para su condición.

Según los especialistas, el pequeño no iba a sobrevivir más de unos minutos sin asistencia artificial. Sin embargo han pasado 6 días desde que fue desenchufado hasta que ha muerto. El jueves el padre del pequeño aseguró que no era «ningún milagro», sino que se trataba de un «diagnostico equivocado».

Los abogados de los padres habían recurrido a esta circunstancia para tratar de convencer a los tres magistrados de la Corte de Apelaciones del Reino Unido que escucharon el recurso interpuesto sobre la prohibición determinada por el Tribunal Superior de Manchester (Inglaterra) de trasladar a Alfie a Italia, donde podría continuar con su tratamiento.

«Al entrar en una situación en la que el individuo continúa respirando (tras retirarle el soporte vital), tenemos que corregir ese plan. No podemos permitir que esta situación se mantenga en un hospital británico», señaló el abogado Paul Diamond, de la organización cristiana Christian Legal Centre.

Pero, en la línea del resto de instancias judiciales del Reino Unido a las que acudieron los padres de Alfie, Tom Evans y Katie James, así como de la Corte Europea de Derechos Humanos de Estrasburgo, la Corte de Apelaciones rechazó permitir la salida del país del menor.

«Cuando me siento al lado de la cama de Alfie, cada segundo de cada día me anima más a pensar que va a vivir más meses, incluso años», afirmaba el padre del bebé después de ver cómo su hijo seguía respirando por sus propios medios.

La presidenta del hospital pediátrico Bambino Gesù, gestionado en Roma por el Vaticano, aseguró esta semana que el bebé podría seguir tratándose en ese centro médico.Incluso el Ministerio de Defensa italiano puso a su disposición un avión y un equipo médico para el traslado.

El papa Francisco se mostró esta semana a través de las redes sociales «conmovido por las oraciones y la amplia solidaridad en favor del pequeño Alvfie Evans» y pidió que se cumpla el deseo de los padres de «intentar nuevas posibilidades de tratamiento»