El cardenal Pell. | Europa Press

El Tribunal Supremo de Australia ha absuelto al cardenal George Pell, que cumplía una condena de seis años por abuso de menores, revocando el fallo del Tribunal de Apelaciones emitido en agosto del año pasado que confirmaba la decisión del Tribunal de Melbourne de diciembre de 2018.

Según ha informado el portal de noticias del Vaticano, Vatican News, los siete jueces que componen el Tribunal Supremo de Australia han revocado por unanimidad la sentencia del Tribunal de Apelación, al señalar que «existe una posibilidad razonable de que el delito no haya ocurrido» y de que el cardenal Pell sea «inocente» porque las pruebas «no han demostrado su culpabilidad».

Tras la decisión del Tribunal Supremo, el purpurado que se encargó se la reforma económica del Vaticano y a quien el Papa concedió una excedencia para poder defenderse de las acusaciones, ha reiterado que había «sostenido sistemáticamente» su inocencia y que la injusticia que había recibido ya estaba curada.

Dirigiéndose a la persona que lo acusó de hechos que sucedieron en la década de los 90, en ese momento un monaguillo de la catedral de Melbourne, el cardenal ha señalado que no tenía ningún resentimiento y que esperaba que su absolución no añadiera más dolor. «La base para la curación a largo plazo -ha dicho- es la verdad y la única base para la justicia es la verdad, porque la justicia significa la verdad para todos».

Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal Australiana, el Arzobispo Mark Coleridge, ha asegurado que la decisión del Tribunal Supremo será bien recibida por quienes creen en la inocencia del cardenal, mientras que será devastadora para otros. Además, ha reiterado «el compromiso inquebrantable de la Iglesia con la seguridad de los niños y con una respuesta eficaz a los sobrevivientes y las víctimas de abuso sexual infantil».

ÚLTIMO RECURSO
La Alta Corte australiana que ha emitido este martes la sentencia absolutoria era el último recurso usado por el equipo legal del cardenal George Pell contra la condena a seis años de prisión por abusos contra menores dictada en diciembre del año pasado por el Tribunal de Melbourne. La sentencia de primera instancia, hecha pública el pasado mes de febrero, fue confirmada en agosto por la Corte Suprema del Estado de la ciudad de Victoria con el voto de dos jueces sobre tres.

El Purpurado, que siempre se ha declarado inocente y ha rechazado todas las acusaciones, había optado en septiembre por recurrir al Tribunal Supremo. El órgano judicial más alto de Australia celebrará una sesión plenaria en una fecha no definida aún.

Según los abogados del cardenal Pell, la opinión disidente de Mark Weinberg, uno de los tres jueces de la Corte de Apelación de la ciudad de Victoria, puede proporcionar motivos razonables para revocar la sentencia. En opinión de este magistrado, la única víctima que queda viva no es creíble ni fiable y el veredicto no satisface el principio en base al cual una persona sólo puede ser condenada si las pruebas demuestran su culpabilidad más allá de toda duda razonable.

En una declaración, el presidente de la Conferencia Episcopal Australiana, el Arzobispo Mark Coleridge, ha afirmado que «todos los australianos tienen derecho a apelar contra un fallo de la Alta Corte» y «el Cardenal George Pell ha ejercido ese derecho». El tribunal Supremo -ha observado el prelado- ha establecido que su condena «merece ser reexaminada».

«Esta decisión prolongará lo que ha sido un proceso largo y difícil, pero -ha concluido Monseñor Coleridge- sólo podemos esperar que la apelación se produzca lo antes posible y que la sentencia del Tribunal Supremo aporte claridad para todos».

El cardenal, de 78 años, fue condenado en marzo pasado a seis años de prisión por cinco cargos de abusos sexuales a menores, incluido uno por penetración oral, cometidos contra dos chicos del coro de la catedral de St. Patrick's, en Melbourne, los años 1996 y 1997.

Nada más conocerse la sentencia, la Santa Sede emitió un comunicado en el que confirmaba su cercanía con las víctimas de abuso sexual y el compromiso, a través de las autoridades eclesiásticas competentes, de enjuiciar a los miembros del clero responsables de ellos.

Pell tiene restringido el ministerio público y todo contacto con menores después de su primera condena el 11 de diciembre de 2017 cuando fue declarado culpable por cinco delitos de abuso sexual, uno de ellos con penetración oral, a dos miembros del coro del colegio St Patrick's, cometidos entre 1996 y 1997.