El abuso del aire acondicionado, especialmente si tenemos el split cerca, puede incrementar el riesgo de varias patologías respiratorias debido a la bajada de la humedad relativa.

El aire acondicionado nos ayuda a sobrellevar los meses más calurosos del año y nos proporciona un ambiente confortable, tanto en casa como en nuestro lugar de trabajo. Sin embargo, todas estas ventajas pueden irse al traste si lo usamos de manera poco adecuada, es decir, si abusamos de él, si lo ponemos demasiadas horas, a temperaturas demasiado bajas o si nos da directamente en algunas zonas del cuerpo, algo que puede tener consecuencias para nuestra salud a corto plazo en forma de contracturas o infecciones respiratorias, entre otras dolencias.

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) advierte de que, a pesar de que tenemos la falsa creencia de que no nos resfriamos en verano, el 20% de estas infecciones respiratoria y la mitad de las bajas laborales por este motivo son en verano y, aunque no es la única causa, el uso que hacemos del aire acondicionado tiene mucho que ver. Y es que, el abuso del aire acondicionado, especialmente si tenemos el split cerca, puede incrementar el riesgo de varias patologías respiratorias debido a la bajada de la humedad relativa -sobre todo si está por debajo del 30%- y de los cambios bruscos de temperatura entre el interior y el exterior, de más de 10 grados.

Cuando la humedad relativa es muy baja, como ocurre cuando abusamos del aire acondicionado, la reseca también la mucosa nasal y la y la vía respiratoria superior. Este efecto nos hace más vulnerables a virus y bacterias respiratorios, ocasionar molestias como irritación, inflamación o tos y provocar más catarros, faringitis, laringitis o rinitis, así como acentuar los ya existentes. Los ancianos, los niños y las personas con enfermedades respiratorias crónicas previas como asma o EPOC son más vulnerables a estas afecciones.

Una exposición directa al aire acondicionado puede tener muchos efectos negativos a nivel muscular, como advierte el Colegio de Fisioterapeutas de Madrid, al enfriarse la musculatura, sobre todo si se hace de forma brusca, se puede generar una ‘retracción de las fibras musculares’, es decir, una contractura que provoque dolores y dificultad para moverse, sobre todo en algunas zonas de la espalda, como las cervicales y las lumbares. El aire acondicionado directo incrementa también los dolores de cabeza y desencadenar las temidas migrañas. Y es que, en casos muy extremos, se pueden incluso producir parálisis faciales.

Tener al aire acondicionado cerca, también puede ocasionar otro tipo de molestias como:

•Sequedad e irritación ocular (síndrome del ojo seco). La sequedad del ambiente hace que aumenten las molestias oculares, sobre todo si, además, trabajamos con pantallas o usamos lentillas.

•Sudoración intensa. Paradójicamente, una bajada brusca de temperatura puede provocar, sudoración intensa, acompañada de sensación de mareo e incluso malestar general.

•Dermatitis. Es otra de las consecuencias de exponerse a un ambiente seco, especialmente si te da el aire directamente. La piel se reseca y provoca o acentúa patologías como eccemas, la dermatitis atópica, etc.

•Molestias en los oídos. El ruido constante del aparato de aire acondicionado puede degenerar en una alteración en la audición, traducida como pitidos en los oídos (acúfenos).

Todas las molestias producidas por el aire acondicionado pueden minimizarse tomando algunas precauciones:

•Para prevenir contracturas y dolores, lo mejor es evitar que el aire acondicionado entre el contacto directo con ciertas partes del cuerpo, como la espalda, el abdomen, el pecho y la cara, sobre todo cuando dormimos y trabajamos, pues son muchas horas seguidas. También podemos cubrirnos con una chaqueta o pañuelo zonas como el cuello o os hombros. Si el aire da directamente, es mejor cambiar de ubicación.

•Lo ideal es que la temperatura esté entre los 22 y los 25 grados y que la diferencia entre el interior y el exterior no sea de más de 10 grados. Por las noches habría que elevar la temperatura un par de grados.

•Mantener la humedad relativa entre el 45º y 60% (nunca por debajo de 30). Podemos compensar la sequedad del ambiente con un humidificador.

•Aunque esté puesto el aire acondicionado, tenemos que buscar momentos para airear y ventilar las estancias. Los ambientes cerrados y secos favorecen la transmisión y el contagio de gérmenes, también del coronavirus.

Realizar el mantenimiento y limpieza adecuado de los equipos para evitar que se acumulen gérmenes en él.