Mediante la vacunación se produce «una inducción y producción de una respuesta inmunitaria específica protectora como consecuencia de la administración de un producto inmunobiológico con el objetivo de inactivar, destruir o suprimir al agente infeccioso patógeno»

La vacunación en las personas mayores de 65 es realmente importante al ser una población más vulnerable, debido al debilitamiento del sistema inmunológico, ante posibles enfermedades infecciosas como la gripe. Mediante la vacunación se produce «una inducción y producción de una respuesta inmunitaria específica protectora como consecuencia de la administración de un producto inmunobiológico con el objetivo de inactivar, destruir o suprimir al agente infeccioso patógeno», destaca el Grupo de Vacunas de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) en la publicación anual Recomendaciones de vacunación para adultos y mayores 2019-2020.

Así, el calendario de vacunaciones y las recomendaciones basadas en la edad se fijan «en función de los riesgos que presenta un grupo etario ante una determinada infección, así como los riesgos de ese grupo a padecer complicaciones en su salud y la respuesta esperada a una vacunación específica», añaden.

El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social actualiza cada año el calendario de vacunación común a lo largo de la vida tras ser aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS). Así, se encarga de fijar las vacunas correspondientes por edad.

En el caso de las personas con edad superior a los 65 años, se recomienda administrar una dosis de refuerzo Td frente al tétanos y la difteria si han recibido cinco dosis durante la etapa infantil y la adolescencia, esto es, han completado la pauta de primovacunación. Si no, hay que «verificar el estado de vacunación previo antes de iniciar o completar una pauta de primovacunación con Td en personas adultas».

Por otro lado, la vacuna antigripal es altamente recomendable. Así, se debe administrar una dosis durante la campaña anual a las personas mayores. El riesgo de padecer enfermedad al contraer este virus es más elevado en este grupo de población, al igual que en menores de seis meses, en embarazadas, en personas inmunodeprimidas o en pacientes con otras patologías crónicas como respiratorias, cardíacas o neurológicas.

De hecho, según un documento del Ministerio de Sanidad sobre la vacunación en la población adulta, el 75% de los casos más graves de gripe que requieren hospitalización ocurren en personas mayores de 65 años. Además, más del 80% de los fallecimientos por esta enfermedad se producen en este grupo de edad, normalmente en pacientes con comorbilidades previas como enfermedad cardiovascular crónica, diabetes o enfermedad pulmonar.

Otra de las vacunas que se deben administrar a partir de los 65 años de edad es frente a neumococo. La enfermedad neumocócica invasora (ENI) y la neumonía neumocócica suponen un grave problema de salud pública, sobre todo en personas con edad avanzada, y se recomienda la vacunación sistemática a partir de esta edad.