Durante la conducción hay que prestar atención a numerosos factores que pueden influir directamente en la seguridad vial, tanto en carretera como en ciudad. Desde el resto de conductores hasta los peatones, pasando por señales, semáforos... y cómo no, vehículos de emergencia.

Este tipo de vehículos, normalmente ambulancias, coches de la policía o bomberos, circulan de manera excepcional para atender alguna urgencia ya que según el reglamento y bajo responsabilidad del conductor pueden sobrepasar los límites de velocidad y estar exentos de cumplir determinadas señales de tráfico.

Para poder avisar al resto de los conductores que ocupan las vías de que circulan bajo estas condiciones especiales, el reglamento exige que conecten las luces y las señales acústicas, aunque sirve solo con las sirenas.

Pese a lucir todos los indicativos posibles, escuchar una ambulancia cuando se va al volante produce cierta tensión al resto de personas que circulan ya que un ligero fallo en estas circunstancias se puede convertir en un accidente o incidente serio

Una vez que el vehículo que circula con carácter prioritario se acerca, la Dirección General de Tráfico explica cómo hay que reaccionar:

En caso de encontrarse en situaciones de tráfico excepcionales, como un atasco, la actitud correcta en tratar de colocarse en el borde de la calzada más cercano para que el vehículo de emergencias pueda pasar entre medio de los coches. Nunca se deberá aprovechar la situación para avanzar detrás de la ambulancia.

Si, por el contrario, el coche de emergencias nos sorprende en una rotonda, la DGT recalca que nunca habrá que cortarle el paso, aunque haya que modificar nuestra trayectoria ligeramente. Es importante, en esta situación, seguir señalizando adecuadamente con los intermitentes nuestras maniobras.