El combustible es un gasto añadido al uso de un vehículo que hay que tener en cuenta ya no solo en viajes largos, sino en el día a día. Y es que repostar en una gasolinera u otra puede variar el coste total del depósito y significar un gran ahorro o un gran gasto, depende.

Pero cuando surgieron las gasolineras conocidas como low-cost frente a las grandes cadenas de conocidas marcas de carburante, al mismo tiempo se planteó una duda: ¿sus combustibles pueden llegar a ser nocivos para el motor?

La diferencia de precios, que a veces puede alcanzar hasta los 10 céntimos al litro, no depende de la calidad de la gasolina o el diésel, sino que está relacionada con otros factores.

Y es que, en España, todos los combustibles están suministrados por la Compañía Logística de Hidrocarburos, por lo que la calidad de la gasolina y el diésel es la misma en todas las estaciones de servicio. Además, pasan controles de calidad.

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Sí es verdad que en las diferentes gasolineras pueden usar aditivos que potencien ciertas cualidades de los carburantes y esta costumbre es más habitual en las estaciones de servicio de grandes marcas.

Los factores que permiten a las gasolineras más baratas reducir sus precios son de carácter logístico o de ubicación. Por ejemplo, una característica de estas estaciones de servicio es que cuentan con el personal mínimo o incluso son autoservicio, por lo que se ahorran el gasto en personal.

También suelen estar situadas en grandes zonas comerciales que pretenden atraer clientes utilizando el reclamo de la gasolina barata o, simplemente, es que están construidas sobre un terreno más barato.

Así que por norma general los combustibles a la venta en estas gasolineras no dañan el motor del vehículo, pero sí recortan en la calidad del servicio. Le toca al cliente decidir si prefiere una buena atención o, por el contrario, ahorrar unos euros al llenar el depósito.