Son una de las señas de identidad por excelencia de los gatos junto con sus puntiagudas orejas y sus característicos bigotes pero, además, cumplen una misión fundamental para su supervivencia en su hábitat natural. Gracias a ellas pueden cazar, trepar a los árboles, defenderse cuando se sienten en peligro o comunicarse con otros felinos.

Las uñas felinas son retráctiles. Esto quiere decir que solo las muestran o son visibles en ocasiones muy concretas y que no tocan el suelo con ellas ni se gastan como las de un perro. Por ello, necesitan afilarlas con frecuencia y por esa misma razón también, cuando se trata de gatos domésticos, necesitan tener a su disposición rascadores para tal fin.

Además, las uñas de los mininos crecen constantemente y están formadas por capas. Cuando son muy largas pueden volverse muy molestas para ellos e, incluso, clavarse en sus almohadillas (la planta de las patas gatunas) provocando infecciones. En muchas ocasiones, con el simple uso del rascador el propio gato puede conseguir por sí mismo que se desprenda la capa externa de la uña apareciendo debajo una nueva capa afilada. Sin embargo, los veterinarios recomiendan que cuando viven en un ambiente doméstico y no salen al exterior se vigile bien el crecimiento de las uñas y se les acostumbre desde cachorros al corte para que se familiaricen con ello y lo asocie con un hábito agradable en caso de que resulte necesario cortarlas.

Los expertos señalan que las uñas son uno de los puntos donde se originan más enfermedades, hongos e infecciones, problemas que surgen generalmente cuando superan la longitud ideal o se curvan en exceso. Por lo tanto tanto por salud como por higiene conviene recortárselas con un cortaúñas para mascotas aproximadamente cada dos o tres semanas, aunque dependerá sobre todo de sus características físicas y sus rutinas.

Ahora bien, ¿cómo se debe realizar un corte de uñas adecuado en un felino? El Colegio de Veterinarios de Valencia aporta estos consejos en sus redes sociales para hacerlo de una manera rápida y fácil:

Por lo tanto no es necesario hacer un gran corte, basta con quitar la punta y el propio gato sentirá luego la necesidad de recurrir a su rascador para completar la tarea.

Si nos ponemos nerviosos u observamos que el felino está alterado en exceso, conviene aplazar la tarea para otro momento o bien llevarlo al veterinario si no nos vemos capaces de hacerlo.

Conviene recordar también que en nuestro país está completamente prohibida la desungulación o oniquectomía, términos con los que se denomina la extirpación de las uñas en los gatos. España se adhirió en 2017 al Convenio Europeo de protección de animales de compañía, que prohibe esta intervención quirúrgica por motivos estéticos o razones no médicas como evitar que el gato dañe los muebles del hogar. Solo podría realizarse en el caso de que un veterinario considere necesaria la operación por razones médicas o en beneficio de un ejemplar determinado.