¿Puedo negarme a hacer un test de alcoholemia?

El test de alcoholemia es cada vez más común en las carreteras de todo el país, indistintamente del tamaño de la población o lo recóndito que sea el lugar. La DGT tiene actualmente activas campañas muy agresivas, por lo que es común que nos los encontremos en más de una ocasión.

Aunque tengas conciencia de que no debes beber cuando vas a coger el coche, en algunas ocasiones puedes encontrarte en una situación en la que has tomado vino con la comida o un par de copas con amigos y has decidido tomar el volante considerando que el viaje era corto, o que no te afectaría demasiado. Si te encuentras con un test en ese momento, se te puede pasar por la cabeza negarte a realizarlo, pero, ¿es esto posible?

A continuación respondemos a esta y otras dudas habituales sobre los test de alcoholemia y las sanciones por este tipo de delitos.

La tasa de alcohol permitida en España actualmente

La Dirección General de Tráfico (DGT) es bastante rigurosa en este sentido y advierte a la ciudadanía que lo mejor para conducir es no haber consumido alcohol ni ninguna otra sustancia que nos pueda nublar el juicio o entorpecer nuestra capacidad de reacción. No obstante, estipula una serie de mínimos que están permitidos para dar un poco de flexibilidad a los conductores.

Aquí te mostramos cómo son precisamente las tasas de alcohol permitidas actualmente según los diferentes colectivos de conductores:

Conductor novel

  • Tasa en aire 0,15 mg/l
  • Tasa en sangre 0,3 g/l

Conductor general

  • Tasa en aire 0,25 mg/l
  • Tasa en sangre 0,5 g/l

Conductor profesional

  • Tasa en aire 0,15 mg/l
  • Tasa en sangre 0,3 g/l

¿Te puedes negar a hacer un test de alcoholemia?

Si has tomado algunas copas en una ocasión especial, vino en una cena o cervezas con los amigos puede que superes la tasa permitida y la única forma de saberlo es hacer un test de alcoholemia. La policía puede pararte para efectuar esta prueba, pero, ¿puedes negarte si crees que vas a dar positivo?

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La realidad es que una negativa a este control se traduce en un delito de desobediencia que está recogido en el artículo 383 del Código Penal. La ley no es muy flexible en este sentido y contempla una pena de «prisión de seis meses a un año y privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años».

Con lo cual, ponerse demasiado rotundo ante la policía no va a ser de las mejores ideas para evitar una sanción. Lo ideal en estos casos es acudir a abogados expertos en delitos de alcoholemia como los profesionales de Garanley y dejar que ellos te asesoren según tus circunstancias particulares.

¿Cuándo es un delito por alcoholemia?

Se considera un delito por alcoholemia cuando la persona está conduciendo un vehículo a motor y supera las tasas máximas estipuladas, las que te hemos facilitado en el primer apartado. Esto se comprueba con la prueba del alcoholímetro. Puedes saber más detalles sobre este tipo de delito en ConAlcohol.com, aunque aquí vamos a explicarte algunas de sus características.

Lo primero que hará la policía será solicitar que te detengas y hacer una prueba de aliento, en la que solo tendrás que soplar para que se compruebe la tasa de alcohol en aire. Si no estás conforme, podrás solicitar otras pruebas más específicas como la de orina o la de sangre, que necesitan ser efectuadas por personal médico cualificado.

Si todas estas pruebas superan los límites estipulados, lo común es que te sancione por un delito que viene contemplado entre los delitos contra la seguridad colectiva en el Código Penal.

Las sanciones en los delitos por alcoholemia

Si superas la tasa de alcohol permita puedes enfrentarte principalmente a dos tipos de sanciones. Se trata de las siguientes:

  • La sanción administrativa. Se trata de una infracción grave que puede ser multada con cantidades de hasta 500 euros y con la retirada de puntos del carnet de conducir.
  • La sanción penal. Esta sanción lleva comúnmente a la privación de conducción de todo tipo de vehículos de motor entre 1 y 4 años. Además, según la gravedad, puede llevar a las siguientes penas: pena de cárcel entre 3 y 6 meses, una multa de 6 a 12 meses o trabajos en beneficio a la comunidad de entre 31 y 90 días.

Cuando estos delitos son más grabes y vienen con penas como la cárcel, lo más habitual es que también se retire el delito por considerarte ante la ley como un arma para llevarlo a cabo. También se retira el permiso de conducir durante un tiempo para impedir que el conductor vuelva a repetir esta conducta con otro vehículo.

Si se accede a un juicio rápido y la persona se declara culpable, hay grandes posibilidades de que las sanciones se vean algo reducidas. En general, colaborar con la justicia va a ser premiado por esta y servirá para que las penas sean menos agresivas.

Sin embargo, si apostamos por todo lo contrario y nos negamos a hacer el test de alcoholemia, lo único que conseguiremos será agravar el delito. Se pueden sumar otras sanciones al delito como obstrucción a la justicia o desacato a la autoridad en estos casos, por lo que recomendamos colaborar en todo momento y dejarse asesorar por abogados expertos.