Si yo hubiera sido el obispo también hubiera estado contentísimo de que el alcalde de Ibiza me dijera que pretendía seguir a pies juntillas el artículo 16.3 de nuestra Constitución Española, ya que este establece el principio de la aconfesionalidad del Estado (que no es lo mismo que un estado laico o un estado independiente de cualquier confesión religiosa) y obliga a los poderes públicos a no ser indiferentes ante el hecho religioso y a cooperar con las distintas confesiones y muy en particular con la Iglesia Católica.

Viendo como están las cosas en algunas ciudades y municipios de España, dar con un Alcalde que se comprometa con este artículo es una satisfacción. Por tanto, si es verdad que está colaborando con la Iglesia Católica más que cualquier otro Alcalde; darle mi más sincera enhorabuena; está cumpliendo con la Constitución Española y con su deber.

No obstante otra cosa bien distinta es si está cumpliendo con sus obligaciones de representación.

Como veo que le gustan las leyes le citaré el artículo 124.1 y 124.4.a) de la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del Régimen Local. Estos establecen:

«1.El alcalde ostenta la máxima representación del municipio.

4. En particular, corresponde al alcalde el ejercicio de las siguientes funciones:

a) Representar al ayuntamiento.»

Como puede ver, en el cumplimiento de sus obligaciones no se le pide exclusivamente que "resuelva los problemas que tiene la ciudad", sino que también se le pide que represente al municipio y a las personas que lo conforman, incluido a los católicos.

No se le pide que vaya a misa dominical. Sería un disparate. Lo que se le pide es que como gesto de respeto y en representación del municipio y del ayuntamiento acuda una vez al año a la Fiesta de la Patrona de Ibiza, Santa María la Mayor en su advocación de Nuestra Señora de las Nieves.

Así pues, considero que el 0bispo está muy acertado al dar la enhorabuena a los representantes políticos que en el día de ayer asistieron a la celebración, porque efectivamente demostraron entender que son los representantes de todo el pueblo; también de los católicos. Un cordial saludo.