A través de esta carta queremos, desde nuestra familia, dar las gracias a los profesionales que han hecho posible el «milagro» de devolverle a nuestro padre la salud y la calidad de vida con la que contaba hace un mes, a pesar de sus 90 años de edad.

A causa de la osteoporosis sufrió la fractura de una vértebra y fue empeorando poco a poco hasta el punto de no poder levantarse de la cama; ni con todo el tipo de calmantes que se le dieron consiguió alivio ni descanso.

Pasadas dos semanas y al ver que su dolor no disminuía y que su estado general empeoraba, contactamos con la doctora Montserrat Viñals de la Unidad del Dolor de la

Policlínica Nuestra Señora del Rosario con el fin de que nos diese asesoramiento sobre algún tratamiento o infiltración para que, al menos, nuestro padre pudiese descansar.

La doctora Viñals acudió al domicilio de nuestro padre a las 21 horas al terminar su jornada laboral y con la profesionalidad, humanidad y empatía que le caracteriza, le hizo una exploración para valorar el estado en que se encontraba.

Al marcharse nos prometió que hablaría con sus compañeros para ver si había algo que se pudiese hacer para aliviarlo; ¡Por primera vez sentimos un poco de esperanza!

Al día siguiente el neurocirujano Pedró Llinás se puso en contacto con nosotros para informarnos de que con una cifoplastia podía estabilizar la vértebra fracturada, proporcionándole alivio y devolviéndole su calidad de vida anterior.

Debido a nuestro desconocimiento de dicho tratamiento le planteamos nuestras dudas debido a su edad avanzada, a lo que él nos contestó que era una intervención que se hacía con anestesia local y sedación, que no duraba más de una hora y con muy buenos resultados.

Tres días después ingresó y le intervinieron en la Policlínica Nuestra Señora del Rosario. Con gran sorpresa para todos pudimos ver cómo cuatro horas después de la operación nuestro padre se pudo sentar en el borde de la cama e, inmediatamente después, se puso en pie, sin dolor.

A día de hoy está en casa, no ha vuelto a necesitar ni un solo calmante y poco a poco está recuperando las fuerzas perdidas.

Por todo esto queremos dar las gracias, en primer lugar, a la Policlínica Nuestra Señora del Rosario y a todos sus profesionales, con el doctor Vilás al frente, por la constante incorporación de procedimientos y facultativos para acercarlos a la población de la isla.

Al doctor Llinás y su equipo por su gran profesionalidad y calidad humana y por el interés demostrado en devolverle a nuestro padre su movilidad y autonomía.

A la doctora Viñals que desde la Unidad del Dolor nos acercó a una intervención que desconocíamos y, como les hemos contado, resultó milagrosa.

En segundo lugar, queremos divulgar la existencia de esta técnica y otras que han incorporado para solucionar diversas patologías de columna, ya que de haberlo sabido antes, habríamos ahorrado tantos días de sufrimiento a nuestro padre.