Quería compartir con sus lectores la impotencia, rabia, incredulidad y malestar que siento ahora mismo. No hay palabras para mi consuelo. Soy amante de los animales y hasta hace una semana tenía en casa una veintena de gatos. Animales mansos que no se movían de su zona ni se iban nunca a incordiar a ningún sitio fuera de nuestra parcela. Y digo tenía porque hoy solo quedan vivos dos de estos animalitos. Por lo visto, hay quien no tiene ningún tipo de escrúpulo ni consciencia y se dedica a envenenarlos y matarlos durante la noche. Esta masacre ha tenido lugar a lo largo de esta semana por la zona de Terranova, en la carretera de Cala Llonga, y, aparte de mi rabia hacia quienes cometen este tipo de crímenes, espero que mis palabras sirvan para alertar a los vecinos de que asesinos de animales andan sueltos actuando sin compasión, a escondidas en la oscuridad, acabando con la vida de unos seres vivos indefensos.