Una clínica mallorquina ha decidido bloquear la puesta en marcha del servicio de radioterapia en Eivissa a través de una reclamación ante la central de compras sanitaria en la que alega que su oferta debe ser la elegida por ser la más económica. La legítima aspiración de una empresa privada se convierte en un grave problema para los ibicencos y, además, demuestra una vez más que en la administración todo se ralentiza hasta lo irracional e insoportable para el ciudadano. El conseller de Salut, Marí Sansaloni, manifestaba ayer que espera que el servicio de radioterapia esté adjudicado en mayo, pero tampoco ofreció ninguna garantía. Los ibicencos llevan mucho tiempo esperando una solución y los meses siguen pasando.

De vital importancia. La puesta en marcha de la radioterapia era una de las promesas de Bauzá para los ibicencos. Dijo que antes de acabar el año 2014 los ibicencos podrían disfrutar de este servicio. Cuando faltaban pocas semanas para acabar el año pasado, se rectificó. Ya no sería antes de acabar 2014 sino antes de febrero. Ayer este diario desvelaba en exclusiva que la adjudicación está paralizada por una reclamación de una empresa mallorquina y que la situación puede empeorar aún más si, finalmente, el asunto acaba en los tribunales.

Lo público y lo privado. De lo que ocurre con la radioterapia se pueden sacar varias conclusiones. En primer lugar, que en ocasiones la voluntad política no es suficiente para sacar adelante un proyecto importante para los ciudadanos. Aunque Serra y Bauzá hayan prometido que habría radioterapia antes de acabar la legislatura, es una evidencia ya que el servicio no estará en marcha hasta después de las elecciones, en el mejor de los casos. En segundo lugar, resulta incomprensible que una clínica mallorquina, consciente de las dificultades que viven los ibicencos y formenterenses, pueda permitir que la adjudicación se retrase. La salud debería estar por encima de los intereses económicos, pero parece que algunos no acaban de entenderlo.