Balears se prepara para una temporada turística excepcional, según se desprende de los datos referidos al número de plazas abiertas de este mes de marzo, que alcanzarán la cifra de 96.381 –un 46,6 por ciento del total de la oferta de alojamiento hotelero–. En el próximo mes de abril, la planta hotelera abierta será ya del 80 por ciento, cinco puntos más que en el ejercicio de 2014, con 165.473 plazas. El elemento más significativo de estos índices reside en lo que significa de ampliación de la temporada turística, circunstancia que redunda no sólo en la mejora de las expectativas en término de rentabilidad empresarial, sino también en la mejora la contratación laboral.

Un activo balear. El turismo en Balears se está mostrando no sólo como un valor seguro, durante la crisis está demostrando una estabilidad envidiable respecto a otros sectores, sino que también tiene proyección de futuro con la apertura de nuevos nichos de mercado. La apertura de hoteles de alta gama es una buena prueba de ello, proyectos que suponen inversiones millonarias que ayudan a romper la estacionalidad. Las Islas siguen teniendo atractivo como destino turístico al que, este año, se suma denuvo el mercado nacional como un síntoma más de que la recesión económica comienza a quedar atrás.

Aprovechar la coyuntura. Las buenas perspectivas de este año no pueden ocultar aspectos de nuestra industria turística que deben mejorar, entre ellas la supresión de una oferta marginal –basada precios muy baratos– que genera un enorme coste social y mancha el prestigio internacional de Balears, como quedó evidenciado durante el pasado verano. También está pendiente garantizar la conectividad aérea con las principales capitales europeas durante el invierno, para romper definitivamente con la estacionalidad, y, por supuesto, que los magníficos índices de ocupación hotelera repercuta en la contratación laboral; una fórmula eficaz de redistribuir la riqueza.